Yo le decía: «Andá para delante»

Ha sido el futbolista más completo, un ganador ciento por ciento, con un carácter especial. Siempre estaba peleando, y todo para ganar. Ya cuando jugaba en Suramérica, los días de partido el país en el que jugaba se paraba para verle a él. Fue un revolucionario, con características diferentes a lo que se daba en el fútbol de aquella época: además de talento y trabajo, él tenía la picaresca criolla. Además, era un fútbol donde no había tanta formación como ahora.

Cuando jugaba en el Huracán, en Argentina, me acuerdo de que un primo mío le solía ver jugar y me escribió una carta: me decía que había un futbolista impresionante. Luego, en un campeonato en Chile, Nacional jugó contra River y como le ganamos y él no estaba convocado, para el siguiente encuentro le llamaron. Luego nos encontramos en el Madrid: corría, defendía, atacaba, utilizaba la pierna derecha y la izquierda y pocas veces se enfada con el árbitro. A veces bajaba tanto que se juntaba con nosotros en la defensa. Yo cuando le veía llegar, le decía: «Andá para delante». Porque era él quien nos tenía que ganar los encuentros.

Fuera del campo, éramos muy amigos todos. Él era el padrino de un hijo mío. Hacíamos muchas comidas juntos. No era el más chistoso, ni el que más gracias hacía, pero cuando se relajaba y se encontraba cómodo, se reía a carcajadas.