Desapariciones
¡Grande Blanca!
Tuve la fortuna de vibrar con sus proezas en el mundo del esquí, sobre todo aquella memorable medalla de bronce en los Juegos Olímpicos de 1992 en Albertville. España se paralizó aquel histórico día ante la posibilidad de que una mujer ganara la medalla de oro en la gran cita del Deporte. Y Blanca consiguió el bronce y lo hizo a lo grande.
Yo estaba con su hermano Paco, nuestro gran Paquito, narrando ese momento en el que una mujer española conquistaba una medalla en los Juegos de invierno. Todos bajamos con ella en aquel maravilloso eslalon. Recuerdo a Paco, todo fuerza e ilusión, soñando con que su hermana lograse un oro que ya se le había ido por vez primera cuatro años antes en Calgary al sufrir una caída. Y eso que fue justo ahí, en Calgary en el 88, cuando estuvo más cerca de conseguirlo. Lideró la primera manga y por eso salió la última en la segunda. A mitad de carrera iba lanzada a por el oro, primera, pero se cayó a falta de tres o cuatro puertas. Sin embargo, supo ser perseverante y tenaz. Una Campeona con mayúsculas. Cuatro años más tarde, cumplió su sueño y el de toda España.
Blanca es oro puro como deportista y como persona. Luchadora infatigable, es una de las mejores deportistas españolas de siempre. Ahora hay muchas de primera línea, individuales y en deportes colectivos, pero hay que regresar a aquellos años, a la década de los 80, para entender la grandeza de Blanca. Antes de que llegara ella, el deporte femenino español era un páramo. En aquellos años ser mujer, deportista, tener éxito y pasar a la historia, era dificilísimo. Y ella lo hizo. Paco le marcó el camino para que se dedicara al esquí alpino. Son cinco hermanos de una familia maravillosa de deportistas: Blanca y Paco lograron medallas, pero Lola, Juanma y Luis han sido también internacionales. Y sus dos hijos son también deportistas y se han hecho sitio en el rugby. Todos somos Blanca.
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