Atletismo
Histórico doblete de Álvaro Martín y María Pérez, que multiplican sus oros por dos en los 35 kilómetros marcha
Jornada histórica para el atletismo español: Álvaro Martín y María Pérez, que ya fueron campeones del mundo en 20 kilómetros marcha, repiten oro en los 35
María Pérez, campeona del mundo de 20 kilómetros marcha y cuatro días después... Campeona del mundo de 35 kilómetros. Un doblete espectacular de una atleta impresionante, que por las calles de Budapest, en la Plaza de los Héroes, tiene tanta ventaja que hasta se equivoca y coge la bandera de España cuando todavía le quedaba una vuelta. Le avisan, la suelta, se pone en modo competición otra vez y cuando pasa un rato, ya sí, se quita las gafas, la gorra, lo celebra con el público, agarra de nuevo la bandera y repite el grito del pasado domingo. Esta vez no llora, ya se quitó en la otra prueba el mal gusto de lo sucedido el año pasado, de sus dos descalificaciones. Kimberly García entra dos minutos después para llevarse la plata y la griega Ntrismpioti se queda con el bronce. María tiene claro a las primeras personas a las que busca para hacerse una foto: "A los servicios médicos, a Mikel y a su mujer, mis héroes para estar aquí hoy".
Porque la participación de la granadina estaba en duda por unas molestias que tenía en el isquio de la pierna izquierda, cerca del nervio ciático, lo que podía dejarla tiesa. Se hizo pruebas y podía aguantar. Se cuidó: trabajo en el agua, frío, crioterapia y nada de rodar. Sólo había cuatro días entre prueba y prueba, lo que también era un desafío para ella. “Nunca hemos hecho ese esfuerzo de dos pruebas tan duras con cuatro días de diferencia. Será un buen momento para aprender”, aseguraba su entrenador, Jacinto Garzón, antes de la competición. Cuatro días entre algodones y al final... “Participo. Voy a darlo todo”, dijo María, confiada, convencida, y estuvo en el grupo de cabeza desde el primer momento en la agobiante mañana de Budapest, no por la temperatura, unos 21 grados que llegaron a 25, sino por la humedad, 87 por ciento, una sauna. Agua a la boca, agua al cuerpo para refrigerar... No hay que descuidar la hidratación porque en cualquier momento puede llegar la pájara. Y hielo al cuello muchos de los participantes, pero no María Pérez. Ella, su gorra y sus gafas de sol con cristales rojos y a mirar hacia delante, hacia la gloria.
En el kilómetro uno se monta el grupo con Zdzieblo, Qieyang, Kimberly García, Ntrismpioti, Lyra, Sonoda y Sydorchuk, que es la primera en ceder. Quedan siete, que se convierten en cinco (ceden Sonoda y Lyra) tras el arranque de la china Qieyang. A los 20 kilómetros, María Pérez se da la vuelta a la gorra y es como si fuera un interruptor. Se marcha y deja tiesas a sus rivales. No podía hacer cambios de ritmo bruscos por sus molestias, pero sí puso un caminar imposible para el resto. Resiste Kimberly García, la campeona del mundo el año pasado, que intenta acercarse a la española, y cuando se pone al lado, desfallece, se descuelga de nuevo. Cada paso se va alejando María Pérez. Hay un abismo de un minuto entre ella y la peruana cuando quedan siete kilómetros. Ni el isquio ni la incertidumbre de saber cómo respondería su cuerpo. María Pérez, simplemente la mejor; la renacida después de que el año pasado fuera descalificada en los dos grandes campeonatos. Cualquiera hubiera podido pensar que el mundo estaba en su contra, que qué injusticia, pero la granadina, de Orce, lo aceptó, lo sufrió y puso remedio. Pudo hasta disfrutar al final porque nadie la amenazaba. Cristina Montesinos fue quinta y Raquel González, décimo tercera.
Exhibición de Álvaro Martín
Álvaro Martín, campeón del mundo de 20 kilómetros marcha y cinco días después... campeón del mundo en los 35 kilómetros. La prueba de hombres y mujeres se disputa a la vez, con las mismas condiciones infernales, y ellos salen más compactos. Un grupo grande en el comienzo, con Álvaro y con Miguel Ángel López, su compañero de entrenamiento a las órdenes de José Antonio Carrillo. Están los mejores delante.
El chino He es el primero que cambia el ritmo, después el canadiense Dunfee, que los pone a todos en fila, con los dientes fuera. López empieza a ceder y para adelante tira el francés Quinion, que toma una buena distancia, pero nadie parece inmutarse en exceso. Está amenazado de sanción. Queda la mitad de la prueba y ya tiene dos tarjetas rojas. Resiste un rato largo, pero llega la tercera amonestación y la carrera entonces pasa a lo que sucede detrás. Álvaro Martín, metido en el grupo sin hacer ruido, pero también sin inmutarse, "habla" por fin y mete el primer acelerón. "Ha sido durísimo", admite después en Teledeporte. Se queda solo en un principio, pero después llegan por detrás el ecuatoriano Pintado y el japonés Kawano. El asiático va justo, se ve y se queda. Es cosa de dos y el suramericano intenta la huida. "He pensado: aguanta a muerte", reconoce el español. "Si tienes que llegar a meta en ambulancia, pues en ambulancia; y también le he visto que él iba muerto, y ya sabía que esta era la última apuesta", prosigue. A falta de dos kilómetros, Álvaro mete una marcha más, tira con todo y Pintado tuerce el gesto, como diciendo: “Ya no puedo más”. Una máquina el extremeño, que se marcha, se quita la gorra, levanta un brazo y se pone de rodillas tras superar la meta en primer lugar. Agotado, pero eufórico, espera a Pintado, plata, y a Kawano, bronce, al que da la mano y hace una reverencia. Miguel Ángel López fue duodécimo y Marc Tur, vigésimo segundo.
Los dos campeones se encuentran en la meta y se abrazan y llega la foto más esperada. La cara de ambos es de relajación con el oro (otro oro) reluciendo en sus cuellos. "La faena de ganar el sábado fue que por la noche me fui con mi familia y mi pareja, pero tuve que cenar con agua, porque al día siguiente a las siete de la mañana tenía que entrenar. Tenía el 35 en mente", admite Álvaro, que ya sí podrá tener una celebración en condiciones. "Y además, con María. Es un día histórico para el atletismo español, para la marcha española", concluye.
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