Tres goles del madridista, fundamental para Lopetegui. Messi, con molestias, vio el partido desde un palco.

Después de empatar frente a Alemania y golear ayer a Argentina pocos aficionados españoles se están resistiendo hoy a soñar con que España puede repetir triunfo en el Mundial de este verano. Soñar es gratis y somos pocos dados a reprimir nuestras expectativas cuando hablamos de fútbol. Seguramente, en todas esas ensoñaciones de los aficionados aparece Isco, jugador fundamental en la España de Lopetegui y que va a estar en Rusia juegue o no juegue en el Madrid de Zidane. Hizo, junto a Iniesta, una gran media hora en el choque frente a los campeones del mundo y ayer, contra Argentina, metió tres goles y disfrutó como hacía tiempo que no hacía. «Estoy muy contento con el partido, cuando no tienes protagonismo en tu equipo, jugar con la Selección me da la vida», decía el centrocampista nada más acabar el choque, con el balón en la mano por los tres goles y después de haber sido felicitado por sus compañeros. Si el seleccionador ya tenía pocas dudas respecto al papel del centrocampista en su equipo, ayer las resolvió todas.

Más cerca del área y sin intentar participar tanto en la construcción del juego, Isco parece liberado cuando se pone la camiseta de la Selección, como sin presión. Se entiende a la perfección con Iniesta y aprovecha que la presencia de Diego Costa despierta tanta atención en las defensas rivales. El delantero del Atlético, al que con tanta sospecha miran quienes aún creen que el lugar de nacimiento tiene que definir tu identidad, arrastra a los centrales y crea huecos, como ocurrió en el primer tanto del andaluz, el segundo de la Selección. Todos pensaban que Asensio se la iba a dar a él, pero el madridista buscó a su amigo para empezar a alegrarle el día. En la segunda mitad, Isco marcó otros dos. «Es la primera vez que meto tres goles», reconocía.

Hoy volverá a trabajar en Valdebebas, a volver a pelear por un sitio que se ganó la temporada pasada, pero que se le ha escapado ésta. Zidane prefiere ahora un equipo con extremos, con Asensio, que hizo una primera parte excepcional y Lucas Vázquez, que jugó unos minutos en la segunda mitad. «Aquí tengo la confianza del entrenador, en el Real Madrid no me la he ganado. Yo tengo la ilusión de demostrar que soy un buen jugador. En el Madrid no tengo la continuidad que deseo y necesito, pero hay grandes jugadores y quizá el problema soy yo», continuaba el futbolista.

«Esperemos que Isco sea feliz estos meses», aseguró Lopetegui tras el encuentro. Sabe que parte del éxito de España depende del estado de ánimo del centrocampista.