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Natación

Mireia Belmonte, a la final de 400 estilos con el cuarto mejor tiempo

La nadadora llegaba a Tokio con la preparación justa por culpa de las lesiones

Mireia Belmonte, durante los 400 estilos de los Juegos de Tokio, en los que logró el pase a la final
Mireia Belmonte, durante los 400 estilos de los Juegos de Tokio, en los que logró el pase a la finalFernando BizerraAgencia EFE

Mireia Belmonte ya tiene lo que pedía: está en la final de los 400 estilos en los Juegos Olímpicos de Tokio. Ella fue bronce en esta misma prueba en Río 2016 y campeona olímpica en 200 mariposa. Tiene cuatro medallas olímpicas en total (en Londres logró dos platas), pero su preparación no ha sido la ideal porque después de la pandemia, cuando pudieron volver a tirarse a una piscina, tuvo unos problemas inguinales que retrasaron el arranque de su temporada y a mitad los problemas en el hombro le hicieron volver a parar. No ha sido la puesta a punto ideal, por eso Mireia decía: “Mi objetivo es meterme en la final”. Y a partir de ahí, a soñar. El objetivo lo logró, pero es que además lo hizo con un tiempo para pensar en grande.

Mireia fue la cuarta más rápida de las finalistas, con 4:36.88, su mejor registro en mucho tiempo, superada por la japonesa Ohashi (4:35.71), por la británico Willmott (4:35.28) y por la estadounidense Weyant (4:33.55), pero le pisan los talones la otra norteamericana, Flickinger, la húgara Mihalyvari-Farkas y la defensora del título, la también húngara Hosszu, que está lejos de su mejor forma, de la marca que consiguió en Río para colgarse el oro y batir el récord del mundo.

Por tanto, hay carrera, hay mucho que disputar, porque Mireia demostró que aunque tampoco está en su mejor momento, no es que se encuentra a años luz. En su serie fue como siempre, de menos a más. Pese a que es una gran mariposista, ese primer tramo lo hace de forma estratégica. Después perdió terreno en la espalda, su estilo más flojo, y empezó la remontada con la braza y el crol, hasta llegar a superar en el último momento a la propia Hosszu. De esa manera, con esa agonía en un final increíble, logró el bronce hace cinco años en Río, mientras su madre Paqui sufría en la grada. Esta vez tendrá que pasar ese mal rato desde casa. Mireia ha demostrado que está en Tokio para pelear.