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Atletismo

La maldición olímpica de Fernando Carro

Comenzó el atletismo, el madrileño fue el primer español en participar, en los 3.000 obstáculos, y tuvo que abandonar por lesión. Sebas Martos y Dani Arce, también fuera de la final

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“Pero si estoy en la mejor forma de mi vida”, dice Fernando Carro en TVE. Habla tranquilo pese a la decepción y mira a la pista viendo los tiempos. Se ha corrido mucho en su serie de 3.000 obstáculos y eso le gusta. O le hubiera encantado en caso de haberse encontrado al cien por cien. O un poco menos, incluso. Pero no estaba para nada y tuvo que abandonar a mitad de carrera. Se veía en el paso de cada obstáculo que algo no iba bien. Carro no es el más ortodoxo corriendo, pero en cuanto estaba cerca la valla eran muchos pasitos para ajustarse y los dientes apretados nada más caer. Menuda cara de sufrimiento. Siempre lo hacía con la misma pierna, la derecha. Trató de poner ritmo a la carrera, pero se fue poco a poco para atrás hasta decir adiós. La maldición olímpica de nuevo, porque en Río 2016, hace cinco años, no estuvo bien y se frustró e incluso se planteó si el atletismo merecía la pena, pero se repuso para tener los mejores años de su vida deportiva y ser subcampeón de Europa y batir el mítico récord de España de Berlanas.

Lo que le pasaba esta vez a Fernando Carro era que el músculo isquiotibial de su pierna izquierda se rompió apenas unos días atrás, ya en la capital de Japón. La preparación para Tokio del madrileño se vio alterada por unos problemas en las bursas a finales de invierno y después de nuevo en verano, que le obligaron, por ejemplo, a pasar mucho tiempo encima de la máquina antigravedad Alter G que hay en la Blume para evitar los impactos. Logró recuperarse y aunque tuvo que alterar un poco sus planes iniciales, eso ya no era un problema. Se veía en forma, incluso habiendo hecho los mejores entrenamientos de su vida. En los dos 3.000 lisos en los que ha participado, ha superado su mejor marca personal. “Estaba en la mejor forma de mi vida”, repetía. Y estaba dispuesto a vengarse de lo de Río, a meterse en la final y si había alguna puerta abierta para ir más allá, colarse y liarla.

Fue el primer español en participar en el primer día del atletismo. Su gesto de concentración antes de empezar era en realidad de preocupación. “El viaje fueron doce horas sentado en el avión y se me contracturó el isquio. El día del tifón tenía que hacer el último entrenamiento exigente y en la última serie, se rompió”, cuenta. Saltó al tartán del estadio olímpico... “Pero estaba muy limitado”, reconoce. “Una lástima tener esta sensación otra vez en los Juegos”, insistió, frustrado.

Él no pudo acabar. Sebas Martos y Dani Arce, sí, pero no lograron entrar en la final de 3.000 obstáculos.