Olimpismo

Arrancan los Juegos de Pekín, marcados por la pandemia: “Venía una persona con todo el traje, las gafas de buceo, una luz de minero en la frente...”

Las polémicas de la previa con China (espionaje, no cumplir los derechos humanos...) da paso al deporte tras la ceremonia inaugural, en la que Mirambell y Castellet fueron unos fantásticos abanderados

La ceremonia de apertura de los Juegos de Pekín 2022 fue espectacular
La ceremonia de apertura de los Juegos de Pekín 2022 fue espectacularYONHAPAgencia EFE

Pekín inauguró los Juegos Olímpicos de invierno con una ceremonia por todo lo alto, como ya hiciera con los de verano de 2008, y en el mismo escenario, el Nido de Pájaro. Una pequeña antorcha en medio de un copo de nieve que representa la unión de todos a través del deporte puso el punto y final a casi dos horas y media de espectáculo, con una pantalla LED HD de 11.600 metros cuadrados en el escenario principal, que imitaba una superficie de hielo y el mensaje de paz de Thomas Bach, presidente del COI, a los Gobiernos. También dijo que había que tender puentes, no murallas. Queralt Castellet y Ander Mirambell eran los abanderados españoles. Iban al frente de otros cinco deportistas y algunos miembros del cuerpo técnico, aunque en total son 14 los atletas nacionales, pero las largas distancias y el peligro del covid hicieron que, lógicamente, muchos se quedaran en sus sedes. «Catorce héroes», como los definió Mirambell, porque los deportes de invierno en nuestro país no tienen tradición; sí, por ejemplo, se esquía mucho, pero por ocio, no para competir, a lo que tampoco se incentiva.

Queralt, en su quinta participación olímpica, es una de las opciones de medalla de España en halfpipe, y Ander también hace historia, porque en una disciplina como el skeleton serán sus cuartos Juegos, a los que define como «los de la supervivencia»: «El que mejor se adapte será el que saque el mejor rendimiento». Ya solo llegar a Pekín, literalmente, fue una aventura. «Yo tuve la suerte de ir durmiendo ocho de las diez horas del vuelo, pero tres veces vino una persona con todo el traje, las gafas de buceo, una luz de minero en la frente, que me despertaba y me tomaba la temperatura. Y al salir del avión, el PCR a 50 metros», cuenta. Al llegar al hotel se metió en la habitación, las maletas se le quedaron fuera y el protocolo decía que hasta que no se hiciera otra PCR no podía ni salir a por ellas.

Pero el coronavirus no es el único punto caliente. Comienzan unos Juegos con aristas. Unos Juegos que, en realidad, nadie quería, porque las ciudades aspirantes se fueron cayendo. Lo hicieron Barcelona y Múnich antes de ser candidatas, y después Cracovia, Estocolmo, Oslo y Lviv, quedándose Almaty (Kazajistán) y Pekín como únicas opciones. La mayoría de las veces por referéndum ciudadano y otras porque los Gobiernos concluían que no merecía la pena hacer esa inversión (despilfarro), dieron marcha atrás. Se acabaron los años en los que optar a unos Juegos era un exceso, del que fue presa Madrid, derrotada para 2016 por Río (casi todos los miembros de esa candidatura acabaron en la cárcel por sobornos y compra de votos) y superada para los de 2020 en la primera ronda. Ganó Tokio, pero la pandemia convirtió la fiesta en un marrón que se tuvo que celebrar en 2021 y con pérdidas. El presupuesto inicial para los Juegos de Pekín era de casi 3.500 millones de euros. Según el medio estadounidense «Business Insider» se irá a diez veces más.

A Pekín se la eligió en 2015 y ha llegado a 2022 entre polémicas: las sospechas de espionaje en los móviles, el boicot internacional de algunos países, la denuncia de Amnistía Internacional de que en China se siguen vulnerando los Derechos Humanos, con personas presas por expresar sus opiniones o grupos étnicos perseguidos y torturados. A esto último la «respuesta» de la organización fue que una de los dos atletas que encendió el pebetero, la esquiadora de fondo Dinigeer Yilamujiang, es de la minoría musulmana uigur. Los Juegos, además, se disputan en un lugar en el que no hay mucha nieve, por lo que toda será artificial, lo que no impide que se pueda competir, pero sí ha levantado la queja de que el agua que se va a usar en una zona en la que escasea no se podrá dedicar a la agricultura u otros fines, mientras que el Gobierno chino defiende que se creará trabajo.

Mucho ruido, como casi siempre antes de un evento así, que poco a poco irá dando paso al deporte puro y duro.