Bádminton

Carolina acecha las medallas

Está en semifinales tras ser superior a la coreana Sung Ji-Hyun por 21-12 y 21-16

Carolina Marín celebra su victoria ante Ji Hyun Sung de Corea del Sur
Carolina Marín celebra su victoria ante Ji Hyun Sung de Corea del Surlarazon

Sólo la relajación de Carolina Marín dio un respiro a la coreana Sung en el choque de cuartos de final ayer en Río. Tras ganar el primer set, la española se puso 8-0 en el segundo y ahí se tomó un respiro. Pero era un paréntesis, un ligero relax, nada grave. En cuanto vio a la rival algo más cerca en el marcador, Carolina volvió a lo suyo, cerró el partido y ya piensa en las semifinales de mañana ante la china Li Xuerui como el siguiente paso. «Estoy motivada y con muchas ganas de jugar ya», decía. Se le han metido en la cabeza las medallas y va a ser complicado que no consiga una. Todo puede pasar, claro, y alguna decepción ya se ha llevado la expedición española en los Juegos con algunas disciplinas en las que se contaba con medalla, pero la determinación y el talento de la española son una promesa de éxito casi indudable. Por los Juegos, no da opciones: ganó su primer partido en poco más de veinte minutos, fue muy superior en el segundo, no tuvo que jugar octavos al quedar primera y en cuartos, protagonizó la misma historia de victoria.

Ella se ve bien, está confiada, domina la pista y con su dinamismo avasalla a las contrarias. «Estoy muy contenta por cómo he jugado y por cómo ha ido el partido», explicaba ayer. Se le adivinan pocos resquicios y cuando aparece alguno, enseguida lo soluciona y sigue sumando.

La española, campeona de Europa y del mundo, se siente superior, sabe que está en un gran momento de forma y lo hace notar en la pista. No para quieta cuando se está jugando el punto, con esa capacidad que tiene para llegar a cualquier esquina; y en los momentos de descanso, no se calla, siempre hablando consigo misma o haciendo gestos de cómo debía de haber sido un golpe que le ha salido mal. O animándose o corrigiéndose, no se permite la mínima distracción. Apenas sonríe, y sólo al final con la victoria, lo celebró con la grada, en la que había bastantes seguidores de la española.

Era la séptima vez que se enfrentaba a la coreana. Hasta ayer le había ganado cinco partidos y perdido uno. Su dominio sobre ella sigue siendo inalcanzable. Ayer, le dejó las cosas muy claras desde el principio y la remató cuando su rival pretendía siquiera asustar a Carolina. Fueron cuarenta y cinco minutos de dominio, tanto en el marcador como en las sensaciones. Los gritos de Carolina cada vez que conseguía un punto mostraban quién mandaba. Son una expresión de éxito, pero también un truco psicológico para que la rival sienta que sigue empeñada en la victoria.

Hace un año, en Yakarta, Carolina conseguía una hazaña inédita en el deporte español: se proclamaba campeona en el Mundial de Bádmiton, un deporte sin apenas presencia en nuestro país. Se puede considerar a Carolina como una pionera excepcional.