Atletismo

La consolación de Isinbayeba

Yelena Isinbayeva, nueva miembro del COI, en Río
Yelena Isinbayeva, nueva miembro del COI, en Ríolarazon

Si Brasil es machista, «resulta tan obvio que no es preciso encargar un estudio de mercado para constatarlo», afirma sin un átomo de duda una de las voluntarias que prestan servicio en el MPC (Centro de Prensa), cómo calificar la actitud hacia la mujer de países representados en estos pintorescos Juegos. En la expedición de Emiratos Árabes Unidos trabaja un fisioterapeuta asturiano, Cristian Fernández. En vísperas del comienzo, una de las deportistas de la delegación acudió a él porque unas molestias musculares le impedían entrenarse al ciento por ciento. La atendería cuando ella quisiera... Hasta hoy.

En esos países donde al abrir el grifo del fregadero sale petróleo, a la mujer no le permiten votar, conducir, entrar en un campo de fútbol sin velo, aunque sea occidental, o pasear descubiertas por la calle y centros comerciales. En España, van al médico acompañadas por el marido y si en el ambulatorio hay más de un galeno exigen que el chequeo lo haga una doctora. Son costumbres, hábitos seculares que ni siquiera unos Juegos se atreven a rebatir. En el vóley playa utilizan el «burkini», se vio a la pareja de Egipto, un poco más ajustado que esos modelos que ya no permiten en algunas playas de Francia. Protestó Arabia Saudí porque una mujer encabezaba su delegación, para colmo, en triciclo y con los brazos desnudos. El COI no entra en disquisiciones. Admite «burkinis» y lo que sea preciso para no incomodar a quienes llevan sus costumbres hasta lo discutible, por lo menos.

Pero es que el COI es un organismo contradictorio en sí mismo. Crea una Agencia Antidopaje (la WADA) y sale a tortas con ella, aunque financia el 50 por ciento de su mantenimiento; inventa el TAS (Tribunal de Arbitraje Deportivo) y no lo soporta porque ni juzga con diligencia, que es lo que Samaranch pretendía cuando lo pensó, ni sus veredictos terminan de convencer. Se aceptan algunas de sus determinaciones a regañadientes, mientras los «árbitros», con tarifas de Wall Street, llegan al oro mucho antes que los deportistas.

La enésima del COI ha sido la elección de la depurada Yelena Isinbayeva para formar parte de su Asamblea dentro de la Comisión de Deportistas. A ver, no la permiten participar, como a otros 67 atletas rusos, porque la IAAF así lo ha decidido tras comprobar que durante cinco años en Rusia hubo dopaje de Estado. Así, pues, a Isinbayeva le prohíben competir en Río porque sospechan que se dopaba, aunque nunca dio positivo, ni en los controles que le hacían en el extranjero.

Los deportistas eligen cada cuatro años a sus representantes y la candidatura de la pertiguista rusa era una de las 23 presentadas. Fue la cuarta más votada y sacó plaza. Formará parte de la Asamblea de un organismo que no la deja ejercer su profesión. En esta ocasión es difícil entender a las dos partes.