Euroliga

Jugoplastika, Maccabi, Olympiacos, Efes y... ¿Real Madrid?

El equipo de Chus Mateo llega a la Final Four de Berlín con el desafío de ganar dos Copas de Europa seguidas para los blancos 56 años después

El Real Madrid, campeón de Europa en 1965
El Real Madrid campeón de Europa en 1965REALMADRID.COM

El Real Madrid ya sabe lo que es repetir título de la Euroliga... aunque fuera en la Copa de Europa el siglo pasado. Los cuatro primeros títulos de los blancos llegaron en dos tandas consecutivas y estuvieron marcados por nombres legendarios en la sección. En 1964, Pedro Ferrándiz ejercía de director deportivo y el entrenador era Joaquín Hernández, que fallecería meses después de proclamarse campeón de Europa. Ferrándiz ya fue el constructor del equipo campeón antes de tomar las riendas del Madrid en el banquillo. En el bloque que derrotó a doble partido al Spartak JZS Brno figuraban nombres como Lolo Sainz, Emiliano, Clifford Luyk, Moncho Monsalve, Sevillano... aquellos protagonistas repetirían un año después. Y el rival fue el CSKA que un año antes no compitió porque la Federación Soviética decidió retirar al equipo para preparar los Juegos de Tokio. Aquella apuesta no dio resultado porque Estados Unidos volvió a llevarse el oro olímpico. El Real Madrid cayó en Moscú (88-81) y ganó en Madrid (76-62) con Pedro Ferrándiz al frente de las operaciones en el banquillo. Aquella temporada añadió Liga y Copa a la Copa de Europa.

Dos años después, en 1967, llegó la Tercera y lo hizo en una Final Four que se disputó en la antigua Ciudad Deportiva del Real Madrid. Nada que ver con la actual, ni la Euroliga ni la Ciudad Deportiva. Hubo dos rondas de eliminatorias directas y unos cuartos de final antes de llegar a la zona norte del Paseo de la Castellana. Allí cayeron el ASK Olimpia plavi en semifinales (88-86) y el Simmenthal de Milán (91-83) en una rivalidad que no había hecho más que empezar. La Cuarta, en 1968, fue de nuevo ante el Spartak Brno (98-95). De las once primeras ediciones de la Copa de Europa, el Real Madrid levantó cuatro títulos. Las otras dos superpotencias de la época, el ASK Riga y el CSKA Moscú, se quedaron en tres.

Hasta que se instauró el formato contemporáneo de Final Four no volvió a repetir el campeón. Pero cuando lo hizo fue a lo grande. En 1988 comenzó la etapa contemporánea de la Copa de Europa con el título de la Tracer de Milán. Y a finales de los ochenta del siglo pasado emergió la Jugoplastika de Split con un trienio para la historia. Y su víctima favorita fue el Barça. En 1989, los Kukoc, Radja, Ivanovic, Perasovic y compañía superaron a los azulgrana en semifinales y al Maccabi en la final. Un año después, en el Príncipe Felipe de Zaragoza, la víctima del último partido volvió a ser el Barcelona y en 1991, en París, volvieron a levantar el título ante los catalanes. Ni siquiera el fichaje de Bozidar Maljkovic, el técnico de los balcánicos, para el banquillo del Barça alteró la historia.

Hubo que esperar al siglo XXI para volver a presenciar un doblete. El mejor Maccabi de siempre arrasó al Skipper de Bolonia en Tel Aviv (118-74) y un año después dejó al Baskonia a las puertas de la gloria (90-78) en Moscú. Los vitorianos habían hecho la hazaña de superar al CSKA en su casa en semifinales, pero los hebreos fueron demasiados.

Con el formato actual de competición solo dos equipos han sido capaces de repetir éxito. El Olympiacos lo hizo en 2012 y 2013 y ambas finales estuvieron marcadas por sendas remontadas. Ante el CSKA se encontraron 19 puntos abajo y Printezis se inventó un medio gancho en el último segundo, en un lateral de la zona, para acabar con el que era el gran favorito. Un año después, el Madrid cerró el primer cuarto ante los griegos mandando por 17 y terminó rindiéndose ante Spanoulis y los suyos por 100-88.

El último doble campeón ha sido el Anadolu Efes de Ergin Ataman, ahora entrenador del Panathinaikos. Los turcos hicieron doblete con víctimas españolas. En 2021 tumbaron al Barça

en Colonia y hace dos años acabaron con el Madrid en Belgrado (58-57) con el equipo de Laso comiéndose la última posesión.