Euroliga

La Final Four, el penúltimo baile de Rudy

Con 39 años el alero del Real Madrid regresa a un escenario donde se proclamó campeón de Europa con la selección dando una lección de liderazgo

Rudy Fernández
Rudy FernándezREALMADRID.COM

El Uber Arena, antes Mercedes Benz-Arena, se encuentra muy cerca de una de las zonas más turísticas del muro de la capital alemana. El pabellón que acogerá la Final Four tiene casi enfrente la escena del histórico beso entre Brezhnev y Honecker. Y en esa misma instalación es donde España se proclamó campeona del Eurobasket en 2022, el oro inesperado. En aquella selección «el capitán, el líder y algo más», como lo definió Sergio Scariolo, era Rudy Fernández. «Volver a Berlín me trae muy buenos recuerdos por el Eurobasket que ganamos y es una cancha que me gusta. Se va a vivir un ambiente espectacular así que hay que disfrutarlo lo máximo posible», comenta el alero del Real Madrid.

Rudy afronta en la Final Four el penúltimo desafío de su carrera con el Madrid. Anunció su retirada a final de temporada el día que cumplió 39 años y desde entonces su principal obsesión ha sido llegar en condiciones al último fin de semana de mayo. Luego, quizá, vengan la final de la Liga Endesa y una sexta participación en los Juegos. Pero «en lo que estamos ahora», como repite con frecuencia Chus Mateo, es en que el campeón de Europa afronta el desafío de reeditar el título. Y para hacerlo en la mejor de las condiciones en un «proyecto que comenzó hace casi dos décadas», según el propio Rudy, los veteranos de la sección de baloncesto repiten un mantra que asumieron en la selección. «De aquí se han ido jugadores importantes y siempre han venido jugadores que se han adaptado muy bien. A los nuevos les hemos planteado que esto es una familia y que el escudo va por delante de cualquier cosa y eso ha hecho que tengamos tantos éxitos durante toda esta década. Representamos a un escudo que tiene muchísima historia y eso está por delante de todo», afirma Rudy. «El ejemplo es la selección. Yo cuando llegue en 2004 me arroparon y me hicieron saber en todo momento la filosofía que tenían y eso es algo muy parecido a lo que estamos intentando hacer en el Real Madrid, intentamos inculcar que esto es una familia. Creo que lo dijo Ancelotti, que al final nos sentimos todos una familia tanto el fútbol masculino, femenino y el baloncesto que estamos todos unidos y eso es lo más importante que el club nos hace ser parte de ello», comenta un jugador al que todos escuchan cuando alza la voz en el vestuario. Ya lo dice más de un compañero: «Cuando Rudy habla, todos los demás escuchamos». Y lo que se ha masticado en el vestuario lo resume a la perfección el capitán Sergio Llull: «Aquí no vale llegar a la Final Four, sino que se tiene que ganar. Los más veteranos intentamos cuidarnos un poco más que el resto para llegar en buenas condiciones a este momento de la campaña para ayudar al equipo en todo lo que podamos».

Él, Rudy y el Chacho son el ejemplo a seguir. Por parte de los jóvenes y por parte de los menos jóvenes. «Esto es el Real Madrid y siempre hay que ganar, es adictivo. Juegas toda tu vida para ganar. El Real Madrid exige mucho y convivo con grandes jugadores. Estoy muy contento de compartir vestuario con ellos, es algo increíble siendo tan joven», dice Ndiaye, que esta temporada no está teniendo el papel fundamental que tuvo hace un año en la eliminatoria ante el Partizán.

«Estar hoy por hoy más juntos que nunca es algo que nos ayuda mucho y eso es responsabilidad de los jugadores más veteranos del equipo. Tenemos muchos líderes que han estado en esta situación muchas más veces que yo, y yo me dejo liderar para un bien común que es ganar la Euroliga. Hay que aprovechar que tenemos muchos jugadores que estuvieron en estas circunstancias muchas veces. Lo único que tenemos que hacer es disfrutar de esos líderes y no pensar en qué pasará cuando no estén, eso ya se verá», comenta tan expansivo como siempre el «Facu» Campazzo.

Ese peso de los clásicos en el vestuario ha llegado a marcar incluso a jugadores cuya forma de ser no cuajaba en exceso con el concepto de familia. «Gracias al staff y a mis compañeros, especialmente a la vieja guardia, me han calmado mucho en el tema del liderazgo y la madurez. Estoy muy lejos de mi mejor nivel de baloncesto, eso llegará en el futuro, pero en liderazgo, en madurez, en estar haciendo cosas bien y aportando al equipo, creo que sí es mi mejor momento. Esto solo podía llegar en el Real Madrid. El año pasado llegamos a un nivel muy alto de química dentro del equipo y cuando tienes la química, cuando la gente veterana te levanta a un nivel altísimo y hace que compitas a su mismo nivel, y cada compañero tiene el mismo objetivo de traer la copa, eso te hace aún más fuerte. Cada uno sabe lo que tiene que hacer y disfrutas en un equipo así», relata Hezonja, un jugador sospechoso en anteriores vestuarios.

Rudy ha cambiado con el paso de los años. Ahora compañeros, técnicos y el entorno que rodea el equipo lo ven como un pegamento indispensable y él no hace más que fomentar esa unidad para ampliar una cuenta de títulos –ver cifras– legendaria. «Al final lo que todo el mundo quiere es ganar al que más tiene y ese es el Madrid. El poder revalidar el título en Berlín sería histórico, ya que hace mucho que no se consigue aquí, pero yo creo que esa responsabilidad nos hace estar más fuertes e ilusionados», asegura.

La temporada en números es lo de menos. Rudy llega a Berlín como el duodécimo jugador de la plantilla en partidos jugados (22 de 37), pero su peso y ascendencia en el equipo van mucho más allá. Lo saben los compañeros y también los rivales.