Natación

La transgresora apuesta de Ona Carbonell le da una plata: ya tiene 21 medallas en Mundiales

Ona Carbonell, en la final de solo técnico
Ona Carbonell, en la final de solo técnicolarazon

La transgresora apuesta de Ona Carbonell en el solo técnico del Mundial que se está disputando en Gwangju (Corea) le ha supuesto una plata. Es una medalla más en la extraordinaria carrera de la nadadora catalana, pero tiene un valor especial porque ya acumula 21 preseas en Mundiales (1 oro, 10 platas y 10 bronces) y supera con ello las 20 de Gemma Mengual, pionera de la natación sincronizada en España. Para lograrlo Ona tuvo que mejorarse respecto a la clasificación, en la que había logrado una puntuación de 91.8259 que en la final no le hubiera valido para ser segunda. Se lo había puesto difícil la japonesa Yukiko Inui, que participó antes, pero el ejercicio de la española, sin fallo, ejecutado de forma casi perfecta, le valió 92.5002 puntos por los 92.3084 de la nipona. El oro fue para la rusa Kolesnichenko (95.0023).

"Quiero aportar algo más al deporte", ha dicho Carbonell estos días. De ahí su apuesta por una coreografía completamente diferente a lo visto hasta ahora, algo que nadie había hecho y que en parte le ha obligado a reinventarse. Apenas hay música, sólo el discurso de Nelson Mandela en los Premios Laureus de 2000, palabras que hablan de la importancia del deporte. "El deporte tiene el poder de cambiar el mundo. Tiene el poder de inspirar, tiene el poder de unir a las personas de un manera muy especial y única. Habla a los jóvenes en un idioma que entienden..."Mientras Mandela decía esto, Ona iba haciendo sus piruetas, figuras, saltos e inmersiones. Por eso asegura que quiere ir más allá: belleza en el ejercicio, técnica, trabajo y un mensaje que contar. La música en la sincro es importantísima porque da a las nadadoras los momentos en los que hacer unos elementos y otros, las sitúa, las ordena, y la española ha tenido que ir organizándose con palabras clave del discurso. Su apuesta era un riesgo que convenció a los jueces, a veces reacios a las novedades. El segundo día lo ejecutó todavía mejor que el primero, en una disciplina en la que cuenta todo: hay que hacerlo bien técnicamente, con fuerza y potencia, y además sonreír como si no costara pese a que un momento antes hayas estado varios segundos sin respirar y boca abajo en el agua. Es muy duro.

Tras "15 años haciendo lo mismo", como había reconocido Ona, se tomó un año sabático, 2018, en el que, entre otras cosas, ganó el concurso de televisión MasterChef. Y ha vuelto con fuerzas renovadas, de la mejor manera posible, para sumar una nueva plata, ya que Rusia continuó con la tiranía que ejerce en este deporte. "Después de un año cuidando cuerpo y mente era un objetivo muy grande, todas han trabajado mucho, las rivales han crecido... 21 medallas mundiales, no me lo creo", admitió la nadadora. "Mandela desde donde esté me ha ayudado", continuó. España siempre ha destacado por su capacidad artística, y la apuesta valiente de Carbonell le ha servido para seguir en el puesto que ya ocupó hace dos años en Budapest. Precisamente la parte artística le dio el plus para superar a la japonesa en las votaciones, ya que en la técnica estaban empatadas. Ona tendrá que descansar ahora, porque su participación en Corea es muy extensa: le queda el solo libre con un ejercicio del que no ha querido desvelar nada, el dúo y los equipos, pruebas estas dos últimas que también son olímpicas y que servirán para ver cómo está España a un año de los Juegos de Tokio. En ellas ha centrado la mayor parte del trabajo, dejando un hueco para un solo que le ha valido una nueva medalla.

A continuación, el ejercicio que le dio la plata: