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Murray-Lendl, sociedad «grande»

El tenista británico ha logrado alzarse con el título ante su propia afición

Andy Murray celebra la victoria
Andy Murray celebra la victorialarazon

Este es el título 38 en la carrera de Murray, el tercero este año tras los logrados en Queen's hace un mes contra el propio Raonic, y el de Roma.

Lanzó la raqueta al suelo, gritó, golpeó el aire con los puños y, después, lloró tapándose la cara con una toalla. Murray, de nuevo campeón de Wimbledon tras vencer a Milos Raonic (6-4, 7-6 [7/3] y 7-6 [7/2]) ante un público que le animó hasta el final. Una victoria brillante pese a no tener tanta historia como la otra vez que triunfó allí: fue en 2013 y se convirtió en el primer británico desde 1936 que vencía como local en el «Grand Slam» de hierba. «En 2013 sentí un gran alivio, había mucha presión y no tuve la ocasión de disfrutarlo mucho. Esta vez me aseguraré de disfrutarlo. Es distinto este año, me siento más feliz», afirmó el vencedor. Aquel era su segundo título grande, porque en 2012 ya había levantado el Abierto de Estados Unidos, y desde ese momento hasta ayer había perdido las tres finales que había disputado (Australia 2015 y 2016 y Roland Garros 2016), todas ante Djokovic. Pero esta vez el serbio se quedó en el camino y Andy aprovechó la oportunidad.

¿Cuál es el denominador común de los triunfos más importantes del británico, incluido el oro olímpico en Londres? La persona que le guió: el mítico Ivan Lendl. Su primera relación duró dos años, de 2012 a 2014, los mejores de la carrera de Murray, pero separaron sus caminos y el escocés se puso a las órdenes de la francesa Mauresmo. El pasado mayo, tras el Mutua Madrid Open, Murray dejó a su entrenadora y volvió con Lendl, para, casualidad o no, reconquistar Londres.

Milos Raonic, por primera vez en una cita así, peleó con sus armas en la final, lo intentó, pero Murray es todavía un poquito mejor y se notó en los momentos clave. En un partido cerrado supo administrar la presión. La cabeza tuvo tanto que ver en su triunfo como los golpes de derecha o de revés. «En los “tie-breaks” jugué muy bien», dijo Andy. «Necesito disputar más partidos de estos para adquirir experiencia», aseguró el canadiense.