Rally Dakar
Nani Roma: «El Dakar es como una droga»
Ganador de la carrera en 2014, volverá a salir como favorito en la edición del año próximo.
El Dakar es considerada la carrera de coches más dura del mundo. Tanto cuando se disputaba en África como ahora, que se corre en tierras suramericanas. Y Nani Roma es el único español que ha conseguido ganarla tanto en motos como en coches. Su último Dakar fue el más amargo. Había vencido en 2014 aunque la suerte le jugó una mala pasada este año. A los mandos de su Mini era el favorito en todas las apuestas, pero la mecánica le dejó tirado pocos kilómetros tras la salida y después sufrió un accidente. Apenas un cuarto de hora le duró el liderato. Desde hace muchos años, Roma es un apasionado de las pruebas «off road» y una referencia para todos los participantes. Y su pasión es compartida por su familia. Su mujer, Rosa Romero, también participó en el último Dakar, con salida y llegada en Buenos Aires, sobre una moto. Y a diferencia de Nani, consiguió llegar a la meta en la capital argentina. Ya sin posibilidades de victoria, el español rodaba el primero en una de las etapas cuando se encontró con un auténtico socavón provocado por las lluvias y no señalado en el libro de ruta. El destrozo le hizo abandonar.
–Una situación frustrante.
–Imagínate. El contraste fue brutal. De ganar el año anterior, a estar el último a pocos kilómetros de la salida. El recorrido de cientos de kilómetros en la primera etapa detrás de un camión que te arrastraba fue un infierno. Desde entonces, me dediqué a hacer de asistencia rápida al resto de los Mini del equipo, transportando piezas y ayudando a los que iban delante para lograr la victoria. Pero debes afrontar la situación de correr sin la motivación de ganar.
–¿Cómo ocurrió el accidente?
–Era un socavón de un metro de largo por más de medio metro de profundidad. Cuando llegué, vi a un helicóptero de las asistencias sanitarias que estaba socorriendo a un motorista que se había caído en la misma trampa y se había dislocado el hombro. Si el médico hubiera tenido experiencia en carreras, habría colocado la moto avisando del obstáculo, que es lo que se suele hacer. Pero no fue así. Frené un poco, aunque no pude evitar el golpe. Como había ganado la etapa anterior y, por lo tanto, rodaba el primero, me quedé en el lugar señalizando el agujero para evitar que otros cayeran en la misma trampa.
–¿Son normales estas situaciones en una carrera como esta?
–Realmente fue una negligencia, ya que un obstáculo de estas características debería estar señalizado en el libro de ruta. El día anterior había llovido, y mandaron a hacer un último reconocimiento a un aficionado con un coche de calle y esto se le pasó. No debe ser así ya que el «road book» debe estar muy bien hecho, pues ruedas muy rápido. Llevábamos entonces casi doscientos kilómetros de etapa y rodábamos a unos 190 kilómetros por hora. En esta zona entre a unos 150 por hora. Frené algo, y pude detener el coche hasta unos noventa, pero el golpe fue terrible.
–Carlos Sainz volcó en la misma etapa.
–Lo que le pasó a Carlos nos puede pasar cada día a cualquiera y no tiene nada que ver con tomar riesgos excesivos. Es una situación típica de una prueba como el Dakar. Vas detrás de una moto, o de un Quad como en el caso de Carlos, y con el polvo que levanta tú no consigues ver nada. Para adelantarle te tienes que salir un poco de la trayectoria y entonces te encuentras una piedra justo delante que no puedes evitar. Casi cada día se da el hecho de que pasas al lado de una piedra, casi rodándola, y piensas: «¡salvado!». Pero la verdad es que es fácil tocar contra una piedra, romper una llanta, reventar un neumático o sufrir un accidente.
–El polvo es factor de peligro continuo...
–Hay veces que el aire se queda en suspensión y no ves nada. O incluso que el aire sopla de espaldas y cuando frenas, tu propio polvo te envuelve y te quedas ciego. No te queda más remedio que detenerte para ver algo y no caer en alguna trampa. Y rezar para que no te choque alguien que venga detrás y que no te haya visto precisamente por estar tapado por tu polvareda. Es preferible tener viento frontal o lateral.
–Ya que habla de neumáticos, ¿los que lleva son muy especiales?
–Hacer uno que, en un sólo día tenga que pasar por asfalto, por piedras, por dunas, por zonas de arena y barro, en seco y mojado... no es fácil y precisa mucha tecnología. Nosotros montamos en los Mini los Michelín Total Performance que responden en todas estas circunstancias con eficacia. Es una goma polivalente que te permite, con el mismo tipo de goma, hacer toda la carrera. Porque hay que tener en cuenta que en las verificaciones previas a la salida hay que elegir un sólo tipo de neumático con una escultura determinada y presentar una fotocopia del dibujo de la banda de rodadura. Así los comisarios verifican cada día que la huella es la misma durante todo el rally. Realmente es muy difícil hacer un neumático que reúna todas estar prestaciones.
–Este año, los «buggies» han tenido un especial protagonismo.
–Sí, porque Peugeot ha elegido esta fórmula para sus coches. Hay que ver cómo va evolucionando el Dakar para saber si al final todos iremos con «buggies». Pensé que en algunas etapas del desierto de Atacama iba a tener ventaja con una rueda más grande. Pero no fue así. Para mantener el ritmo, los pilotos de Peugeot tuvieron que tomar riesgos para hacer buenos tiempos y, en el Dakar, los riesgos al final los terminas pagando. A mí no sé si me gustaría un «buggy» en el Dakar. Para una carrera como la Baja California, sin duda. Pero en esta carrera además no lo veo comercial, ya que Mini o Toyota son fabricantes de coches de todo terreno.
–A diferencia de usted, su mujer sí logró llegar a la meta.
–Si, lo pasó muy mal, pero terminó en Buenos Aires. Rosa es sólo una aficionada que entrena muy poco y cuando puede, en sus ratos libres. Pero tuvo la suerte de tener a Antonio, un compañero de su equipo que le ayudó muchísimo durante todo el recorrido.
–¿Volverá ella al Dakar?
–Puede ser. Es curioso lo de esta carrera. Cuando terminas, hay muchos que juran que no volverán jamás. Pero a los dos meses ya los ves comenzando a preparar la siguiente participación. Es como una droga.
–¿Seguirá el Dakar en Sudamérica?
–Creo que sí, pero aún no sé nada del recorrido. Unos dicen que podría salir de Colombia, pero no lo veo. El mejor país para la prueba es Perú. Este año estaban allí programadas siete jornadas, pero los peruanos no quisieron pagar el dinero que ASO, el organizador, les pidió. Chile parece que no quiere repetir, por lo que no descarto que la carrera se quede en Argentina.
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