La Liga
La opinión de Ancelotti sobre el final del Valencia-Real Madrid que no deja bien a Gil Manzano
"Es algo inédito, nunca me había pasado y el árbitro comete un error", decía el técnico del Real Madrid, que negó que Bellingham insultase al colegiado
La atención en la previa del partido se la repartían Vinicius y el homenaje a los héroes y las víctimas del incendio del barrio de Campanar. Y de las dos cosas hubo antes de que el balón empezase a rodar. Fue emocionante el pasillo que los dos equipos hicieron a Julián, el portero del edificio incendiado, que salvó muchas vidas con su acción rápida de avisar a los vecinos para que salieran lo antes posible. Estuvo acompañado en el césped por representantes de todos los cuerpos de seguridad y sanitarios que ayudaron aquel fatídico día y el minuto de silencio dio paso al fútbol. Al fútbol y a Vinicius, que es imposible que no sea el protagonista. Era su regreso a Mestalla y no se escondió en ningún momento el brasileño, que hizo los dos goles del Real Madrid, luchó como siempre, protestó, vio la amarilla y celebró el primer gol con el puño levantado en plan «black power» mirando hacia la grada desde donde recibió los insultos racistas. El segundo tanto lo celebró llevándose la mano a la oreja, lo que provocó un lío con los jugadores del Valencia que se quedó en nada con lo que vendría después.
Porque la mayor sorpresa de la noche se reservaba para el tiempo de descuento, para el último segundo, cuando Gil Manzano pitó córner a favor del Real Madrid. Avisó de que cuando se acabase la jugada se terminaba, pero no dejó claro cuándo y mientras daba el tercero de los pitidos para señalar el final, el balón salía de la cabeza de Bellingham hacia la red. Varios jugadores del Valencia lamentaron el gol en contra, que suponía la derrota, porque no se habían enterado de que el árbitro había decidido que se terminaba.
Un escándalo en el que se metió el propio Gil Manzano por no dejar la jugada hasta el final o pitar antes. Bellingham vio la roja por protestar y Joselu la amarilla. Tchouameni, nada más llegar al vestuario, agarró el móvil y puso un tuit en el que decía en inglés: «Esto es una vergüenza». Una situación que ya se produjo el curso pasado en un partido entre el Valladolid y el Sevilla, cuando los pucelanos marcaron mientras el colegiado estaba dando los tres pitidos del final Una acción calcada que ayer dejó al Madrid sin un triunfo que por un segundo parecía haber conseguido.
«Es algo inédito que nunca me ha pasado, y encima expulsa a Bellingham. Creo que la jugada no había terminado, ha dejado continuar y es un error, porque podía haber pitado antes», explicaba Ancelotti, que negaba que Bellingham hubiese insultado al colegiado. « A ver qué pone ahora en el acta».
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