Pádel

Dos jóvenes albicelestes se juntan para poner mucha pólvora en las pistas

Ramiro Moyano y Lucho Capra
Ramiro Moyano y Lucho Capralarazon

Ramiro Moyano y Lucho Capra o, lo que es lo mismo, juventud argentina para dar muchos quebraderos de cabeza a los rivales el próximo año. Uno de La Plata, el otro de Quilmes, uno un atacante soberbio con un físico envidiable y el otro un defensor incansable que cubre muchísima pista. Los dos se unen en 2018 y prometen espectáculo de fuegos artificiales.

Ramiro Moyano tiene 28 años y Lucho Capra 24 y ambos han decidido cambiar de pareja de cara a la próxima temporada y, tras crecer por separado al lado de Maxi Grabiel y de Godo Díaz, dos veteranos con alma de mentores, se unen y pretenden hacer saltar la chispa en el circuito.

La temporada de Moyano ha tenido más sombras que luces. Lastrado por algún que otro problema físico y por no poder siquiera debutar con el que iba a ser su compañero a principios de año, Juan Martín Díaz, comenzó la temporada perdiéndose el primer torneo, el de Santander, y no fue hasta Miami cuando debutó, y lo hizo junto a Miguel Lamperti, perdiendo en primera ronda, si bien en la siguiente cita, en A Coruña, conseguían llegar hasta semis.

En el Master de Barcelona se apuntó con Tito Allemandi, cayendo en primera ronda precisamente ante Godo Díaz y Lucho Capra, mientras que en el Challenger de Murcia consiguió su mejor resultado del año, llegar a semifinales, compartiendo juego con Álvaro Cepero, mientras que en el Challenger de Cabrera de Mar, su acompañante fue Marcello Jardim. Finalmente, a mediados de la temporada, en el torneo de Gran Canaria, volvía con Maxi Grabiel, con quien disputó el resto de citas hasta el final de temporada, salvo el Master Final.

Por su parte, Lucho Capra no ha parado de crecer y consolidarse bajo el paraguas de las enseñanzas de Godo Díaz, un jugador que parece cumplir menos años en vez de más y que posee una de las mejores muñecas del circuito. Bajo su tutela, Capra se ha convertido en uno de los mejores defensores del circuito, siendo capaz de llegar a multitud de bolas (algunas casi imposibles), y ha aumentado su consistencia y regularidad en la pista, además de haberse llevado para casa dos títulos Challenger, el de Lisboa y el de Madrid.

Ahora les toca entrenar y compaginar su juego para, este próximo año, hacer realidad las altas expectativas que han empezado a generar entre los aficionados, quienes desean ver cómo se desenvuelven estos dos caracteres tan expresivos, capaces por ello mismo de lo mejor y de lo peor en la pista. Lo que es seguro es que lo darán todo y lucharán cada torneo por superarse. ¡Mucha suerte!

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