Real Madrid
«Teníamos una ambición excesiva»
Jugadores del Madrid de 1960-61 recuerdan al equipo que ganó 15 partidos consecutivos de Liga con Muñoz. Hoy, los de Zidane, con paralelismos con aquel gran conjunto, pueden superar la marca.
Jugadores del Madrid de 1960-61 recuerdan al equipo que ganó 15 partidos consecutivos de Liga con Muñoz. Hoy, los de Zidane, con paralelismos con aquel gran conjunto, pueden superar la marca.
«Si marcábamos dos goles, queríamos cuatro, queríamos ganar y meter todos los goles posibles», recuerda Pachín, un mítico de la defensa del Madrid y que formó parte del equipo que en la temporada 1960-61 sumó 15 partidos consecutivos ganando. Entonces, una vuelta entera: desde el 7-0 en casa contra el Oviedo, hasta el empate a cero en Asturias, después de que el Madrid ya fuese campeón de Liga. Fue una racha increíble, con goleadas, 8-0 al Elche o partidos memorables, como el 3-5 en el Camp Nou, poco después de que el Barcelona echase al Madrid de «su» Copa de Europa y se quedase por primera vez sin ganarla. En ese encuentro de Liga se vengaron. «Un cohete llamado Gento», tituló «La Vanguardia». El cohete era el Real Madrid, que sin Copa de Europa, se lanzó a por la Liga, tras dos años sin ganarla, y con todo el hambre del mundo.
Zidane perdió en febrero de este año contra el Atlético y desde entonces no ha hecho más que ganar, emulando a ese Madrid histórico. Como Miguel Muñoz, Zidane ya había sido futbolista del equipo y conocía cómo tratar a la plantilla. «A nosotros Muñoz no nos decía nada», recuerda desde Cádiz Manolín Bueno. «Conocía a todos los jugadores, me decía: ‘‘Manolín, corre y ya está’’».
Muñoz, castizo y socarrón, que había sido campeón de Europa como entrenador y vestido de corto, era un hombre sosegado, que dejaba el protagonismo a los futbolistas y que cuando se sentía bien, jugaba con ellos el partidillo de entrenamiento. El paralelismo con Zidane supera la casualidad. «El chato era un tío sensacional», dice Pachín. «Te dejaba hacer las cosas, había mucha armonía en ese equipo», continúa explicando el veterano lateral cántabro a sus 77 años.
Es un clima parecido al de este Madrid, con un entrenador cercano a los futbolistas y un líder insaciable en el campo. Ahora Cristiano Ronaldo se desespera cuando el equipo no muestra la ambición que él exige; en ese Real Madrid, era Di Stéfano quien ordenaba. En esa temporada ya tenía 34 años, pero era el hombre al mando de ese grupo de compañeros. «Había un líder, que era el que nos daba el espíritu ganador», recuerda Bueno, un jugador de calidad y velocidad, que vivió a la sombra del mítico Gento, pero que cuando tenía una oportunidad demostraba sus dotes. Era un equipo que se iba al ataque: marcó 57 tantos en esa racha. «Éramos un grupo de amigos, que perseguíamos el mismo objetivo y que no teníamos fin», rememora Pachín. «A veces con una ambición excesiva, porque no siempre se podía conseguir lo que se deseaba». El defensa era uno de los futbolistas más jóvenes: se llevaba 12 años de diferencia con Di Stéfano. «Éramos imparables, pero después el equipo se hizo mayor».
El Madrid de ahora ha conseguido reunir un grupo de jugadores contrastados y los ha rodeado de jóvenes que quieren comerse el mundo. Zidane dirige y todos son conscientes de que pueden superar un récord en la historia del club y dejar huella para que dentro de años se hable de ellos, como se recuerda estos días a aquel Madrid, que acabó con su racha ante el Oviedo (0-0), curiosamente entrenado por Sabino Barinaga, autor del primer gol del nuevo Bernabéu.
«Para nosotros es un orgullo que nos superen: tienen un gran equipo lleno de grandes jugadores», sigue Pachín, que no se atreve a hacer más comparaciones. El tiempo pasa para todos «El fútbol es diferente, los campos son diferentes, hasta el balón es diferente». «Es todo distinto –añade Manolín–. Yo era extremo derecha y tenía que llegar hasta el final y centrar; ahora los extremos juegan a pie cambiado y como no se centra, muchos equipos juegan sin delantero. Y además, yo acababa el partido con sangre de las patadas, no me podía ni acostar. Eso no pasa ahora», dice. Ha cambiado casi todo. Menos el Madrid, que está, otra vez, a punto de superar el récord.
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