Análisis
Carlos Alcaraz en Roland Garros: modo derecha salvaje, on
El golpe preferido del número uno del mundo está funcionando de maravilla en esta edición de Roland Garros
Carlos Alcaraz estaba pensativo, mirando al infinito, concentrado, sin ofrecer un gesto ni de alegría ni de pena ni de preocupación. Acababa de perder el segundo set de su partido contra el veterano japonés Taro Daniel. Un contratiempo inesperado, sobre todo teniendo en cuenta que había comenzado el encuentro como el del debut, arrasando. Había un invitado a la fiesta que, eso sí, afectaba a los dos por igual: el viento. Están siendo unos primeros días de Roland Garros con mucho aire, y eso para el tenis es lo peor. Se ve a los jugadores hacer movimientos raros, estirarse, hacer derechas cortadas de recurso, caerse para atrás después de golpear, y eso es debido a que cuando están preparados para soltar el tiro, llega una ráfaga y mueve la bola o la frena o la dispara, y entonces nada es como debería ser y tienen que utilizar un recurso para poder pasarla al otro lado. Por no hablar de que los granos se meten en los ojos o que al lanzar la pelota al aire para sacar, vete a saber si hará lo esperado. Es un desafío sobre todo mental.
"Las condiciones eran duras, pero hay que saber adaptarse"
Le estaba incomodando a Alcaraz sin duda, pero apenas mostró su enfado. Y, sobre todo, tampoco le encogió el brazo, porque su golpe de derecha siguió brillando en esas circunstancias especiales. Lo habitual es ver que los tenistas arriesgan menos por miedo al viento, pero el «drive» acelerado del español no dejó de verse en su estreno en esta edición en la Philippe Chatrier, ya que el primer día jugó en la segunda pista en importancia, la Suzanne Lenglen, algo más recogida y donde los soplidos se notan un poco menos.
Carlos regresó a la tierra decidido después de ese momento de reflexión tras el segundo set y no tardó en encaminar los dos parciales siguientes, para el 6-1, 3-6, 6-1 y 6-2 final. Tiene sólo 20 años, recién cumplidos, pero ya se le ve con el poso suficiente para no tener nervios extra cuando vienen malas. «Las condiciones eran muy, muy duras por el viento, pero hay que saber adaptar tu juego como puedas. He estado centrado en cada golpe y creo que he jugado a un buen nivel. Estoy feliz», dijo el español, ya con el triunfo en el bolsillo.
Con aire o sin él, Alcaraz siguió maltratando la pelota con el golpe de derecha del que tanto se habla. Sin aparente esfuerzo, consigue acelerar como pocos, de ahí que la primera vez que se enfrentó y venció a Tsitsipas, en el US Open 2021, quizá el día que se mostró al mundo, el griego no dudó en decir que nunca en su vida había visto a nadie darle tan duro a la bola. Da igual que sea la superficie lenta o rápida, ya lo dijo Antonio Martínez Cascales en este periódico: «En tierra la derecha la golpea con un poco más de arco, buscando una pelota que pique más, que bote más... Pero un poco solo, porque le va a dar igual de fuerte».
La clave está en el físico que tiene el español para llegar con tiempo, plantarse, prepararse y ser capaz de traspasar la energía de las piernas a las manos, pasando por todo el cuerpo. Contra Daniel firmó 47 tiros ganadores, 36 de ellos con ese fantástico «drive», aunque cinco de los tiros definitivos fueron de volea y dos con dejadas, arte que en cierto sentido ha vuelto a poner de moda, pero que en este partido ejecutó mejor su rival.
Daniel contribuyó al espectáculo también con el punto del partido y de lo que va de torneo, en el que el murciano se defendió con una gran willy (el golpe de espaldas a la red por debajo de las piernas) y el nipón contestó con otra, pero ya no pudo llegar al bote pronto que le dejó Carlos después.
El primer día, pese a dar una exhibición, fueron 17 derechas ganadoras de Alcaraz (de sus 26 golpes totales de este tipo). También es verdad que contra Daniel cometió 24 errores no forzados con su tiro preferido, pero el viento sí influye en fallar un poco más porque se tiene un poco menos de control de bola.
El siguiente en poner a prueba a Alcaraz, que apenas ha jugado diez partidos en Roland Garros en su carrera, pues es su tercera participación, es Denis Shapovalov, el talentoso canadiense que ya ha demostrado que puede competir contra los mejores del mundo (diez victorias ante «top 10»). Zurdo y muy completo, su único punto débil es que suele arriesgar de más y se le disparan los errores y por ahí se le van muchos partidos que parece que tiene ganados.
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