Competiciones deportivas
Djokovic, el muro de Federer
«Ha jugado genial este domingo, como lo ha hecho durante las dos semanas de torneo, durante todo el año, la pasada temporada y los últimos años», reconoció Federer, que no dudó en ensalzar a Novak Djokovic que le había derrotado en cuatro sets (7-6, 6-7, 6-4, 6-3) en la final de Wimbledon. El tenista de Belgrado se anotaba su tercer triunfo en el «All England Tennis Club», sexto título de la temporada y noveno «Grand Slam» de su carrera.
«Es un auténtico privilegio y un honor enfrentarme a Roger en la final de Wimbledon. Ha hecho mucho por nuestro deporte, es alguien en el que todos los tenistas de mi generación nos hemos fijado», aseguró Djokovic después de revalidar su título.
«Sabía que Roger iba a jugar como lo hace siempre. Te obliga a esforzarte al máximo, sacar tu máximo nivel y a ganar cada punto. Sabía que tendría que luchar, pero éste es el tipo de partidos para los que te preparas toda tu vida», explicó Nole.
El serbio se llevó el primer parcial. Jugó con autoridad, aprovechó su saque y su revés, pero Federer no cedió hasta el «tie break». Sin embargo, en el segundo set se cambiaron las tornas. Los dos aseguraban su saque y se llegó, de nuevo, a la muerte súbita, en la que Roger salvó hasta siete bolas de parcial para acabar imponiéndose por 12-10, entre la admiración de los espectadores, que guardan devoción al suizo.
El «break» inicial del tercer set sirvió para que «Nole» no perdonase la ventaja. El pequeño parón por la lluvia no influyó y el serbio, muy seguro con su saque, se anotó la manga. El partido se decantaba del lado del número uno mientras que Federer trataba de agarrarse a la pista con un juego sobrio y medido desde el fondo. Hasta que en el quinto juego llegó la ruptura. Y Djokovic ya no perdonó. Su clase, sus golpes y su mentalidad –su entrenador, Boris Becker, le ha hecho más fuerte en ese aspecto– le llevaron al definitivo 6-3 para conseguir su segundo título londinense consecutivo ante el mismo rival.
Sexto triunfo del año para el tenista serbio –ha ganado en Australia y los cuatro Masters 1.000 que ha disputado– que le sirve, en parte, para consolarse de la derrota ante Wawrinka en Roland Garros. Noveno «Grand Slam» de su carrera y la confirmación de que hay número uno para rato.
«Al principio nos costó un poco entendernos, ya que él es alemán y yo soy serbio», dijo, con una gran sonrisa sobre su entrenador Becker. «Sin embargo, logramos encontrar la química y trabajar juntos. Este trofeo no es sólo mío, también es suyo y de todo mi equipo», concluyó «Nole».
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