Nueva York
En las mejores manos
Hablar de una eliminatoria de la Copa Davis con España como local es hacerlo de números abrumadores: 14 años sin perder, desde que el gran «Guga» Kuerten venciera con Brasil en Lérida en 1999; 24 confrontaciones seguidas con triunfo. Si a ello se une la presencia de Rafa Nadal, las cifras se desbordan: el número dos del mundo ha jugado 21 duelos en la competición por selecciones y sólo ha perdido uno, en 2004, cuando apenas era un niño de 17 años, y lo hizo en la República Checa sobre una superficie que ya ha desaparecido del circuito, la moqueta. Además, es el rey de la tierra batida, donde únicamente ha perdido una vez en su carrera un duelo a cinco sets. Nadal llevaba desde diciembre de 2011 sin jugar la Davis, pero ahora ha vuelto para mantener a España en el Grupo Mundial. Ha vuelto por si acaso. Sin él, las posibilidades de superar a Ucrania eran grandes. Con él, son infinitas. Y ha vuelto también ignorando el cansancio, después de un mes de agosto sin reposo y tras un viaje relámpago desde Nueva York, con llegada a Madrid el miércoles para jugar el viernes. Pero España no puede perder la categoría. «No está en nuestros planes», dijo Rafa. «He jugado con el equipo cuando he podido. Esta vez, por suerte, no tengo ningún problema físico que me lo impida», añadió.
Pero tanto número no debe nublar la mente. Cuantas más victorias seguidas se acumulan, más cerca se está de la derrota. Y aunque Rafa consiguiera sus dos puntos, hace falta otro. Álex Corretja se decantó por Verdasco, en lugar de Robredo, para el individual. Él abrirá el fuego y después le tocará el turno a Nadal. Sus rivales no están entre los mejores, pero sí pueden dar un susto. «Son muy agresivos y juegan mucho al ataque. Tenemos que estar muy estables», los definió Corretja. El número uno es Dolgopolov, el oponente de Verdasco hoy, un tenista tan talentoso como inconsistente, capaz de lo mejor y de lo peor, con el riesgo que ello conlleva. Nadal tendrá delante a un cañonero, Stakhovsky, mejor dotado para pistas más rápidas, como demostró en Wimbledon, donde dejó fuera a Federer.