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Garbiñe vuela hasta la final de Roland Garros

La española se impone con claridad a Stosur (6-2 y 6-4) para llegar por segunda vez al último partido de un «Grand Slam». Su rival será la número uno, Serena Williams

La española Garbiñe Muguruza
La española Garbiñe Muguruzalarazon

La española Garbiñe Muguruza alcanzó hoy su primera final de Roland Garros, la segunda de un Grand Slam, tras derrotar a la australiana Samantha Stosur por 6-2 y 6-4 en 1 hora y 16 minutos.

Sólo un momento de nervios, cuando mandaba 5-2 en el segundo set y servía para ganar el partido. Lo perdió en blanco. Incluso en la segunda oportunidad, con 5-4, hizo una doble falta que la situó 15-30... Pero cómo no ponerse nerviosa. «Es normal, tenía muchas ganas de ganar», explicaba Garbiñe Muguruza. En juego no había cualquier cosa: estaba la posibilidad de meterse en la final de Roland Garros. La española respondió al 15-30 con grandeza: dos saques directos seguidos, a lo campeona. Después, forzó a su rival, la australiana Samantha Stosur, que estrelló la última derecha en la red para el 6-2 y 6-4 definitivo. Garbiñe tiró la raqueta al suelo, miró a su familia, en la grada, y a su entrenador Sam Sumyk. Se echó las manos a la cabeza, sacó los puños y se fue a felicitar a su oponente. Así celebró la segunda posibilidad que se le plantea de ganar un torneo de «Grand Slam». La primera fue el año pasado en Wimbledon, pero Serena Williams se impuso en la final. La número uno vuelve a ser el obstáculo. Está sufriendo partido a partido, para la estadounidense también sabe ganar así. En semifinales lo hizo con la holandesa Bertens (7-6 [9/7] y 6-3), que pudo ganar el primer set con su saque cuando iba 5-4. Pero Serena es mucha Serena.

El partido de Garbiñe era un duelo generacional decantado claramente por la más joven. Diez años más, 32, tiene Stosur que la española. Y conserva la «aussie» un físico perfecto, brazos hercúleos, musculados, que, sin embargo, nada pudieron hacer contra la potencia de Muguruza. La tenista de origen venezolano estuvo cómoda en todo momento. Fue un vendaval desde el comienzo: 4-0, que celebró lanzando el puño con rabia contenida. El primer set se lo llevó en un abrir y cerrar de ojos. Juega al límite Garbiñe y por eso a veces se le disparan los errores no forzados, pero en las semifinales no fue el caso. Muy equilibrada, su poderío en el resto y desde el fondo no tuvo respuesta en Stosur, que ya sabe lo que es ser finalista en París. Lo logró en 2010 y un año después, conquistó el Abierto de Estados Unidos. Ha hecho un gran torneo, pero la española fue demasiado: era su primera vez en la penúltima ronda en la tierra francesa, y demostró que está hecha para esos momentos. No se rindió Stosur al comienzo del segundo set, cuando Garbiñe comenzó con un «break», aunque ya se sabe que en el circuito femenino el servicio no es tan decisivo como en el masculino. Llegó al 2-2 la australiana, pero la pupila de Sam Sumyk siguió a lo suyo hasta la victoria. Después de un comienzo de 2016, el primero en la élite, con dudas, ha llegado la calma y su potencial hace el resto. Los tiene todo para triunfar Garbiñe. «Las emociones a veces te pueden hacer mal, debes tener calma», reflexionó la española sobre la final. Si todo va bien el futuro del tenis es suyo. Pero el futuro ya ha empezado y el sábado tiene ante sí un gran desafío.