Opinión
Todo empezó en el Jarama
Una carrera no puntuable que tuvo como podio a Jim Clark, Graham Hill y Jack Brabham fue la primera cita de la Fórmula Uno que se celebró en Madrid. Fue el 12 de noviembre de 1967
Tras muchas décadas de sequía automovilística al haberse quedado obsoletos los viejos circuitos sobre carreteras, como fueron Pedralbes o Lasarte, España soñaba en la década de los sesenta del siglo pasado con integrarse en la élite del automovilismo mundial y ser escenario de un Gran Premio de Fórmula Uno. Sólo Madrid podía hacerlo, ya que era la única ciudad española que tenia un circuito permanente, el Jarama, que se había inaugurado el 1 de junio de 1967.
Se trataba de un trazado diseñado por el especialista holandés John Hugenholtz, que ya había firmado los proyectos de otros circuitos importantes, como Zandvoort (Holanda) o Suzuka (Japón). Este ingeniero vio la finca disponible en el kilómetro 28 de la carretera de Burgos -luego bautizada como Nacional I- y dibujó la pista de 3,402 kilómetros sobre planos. El trabajo de hacer realidad el proyecto se dejó en manos de un italiano afincado toda la vida en nuestro país de toda la vida, Alessandro, Sandro, Rocci.
Antes de poder traer un Gran Premio puntuable había unos pasos previos y uno de ellos era organizar una carrera de ensayo del mismo nivel y con los mismos protagonistas. Algo hoy impensable, pero no hace más de medio siglo. Para ello, Odacisa, la empresa que entonces administraba el Jarama, bajo la dirección de Javier Pérez Mínguez, organizó el 12 de noviembre de ese mismo año 1967 una carrera no puntuable para el Campeonato del Mundo, pero en la que participó la flor y nata de la época. El podio de esa carrera pionera lo ocuparon Jim Clark, Graham Hill y Jack Brabham. ¡El no va mas de la época! Gracias a ello, un año más tarde, el 12 de mayo de 1968, se celebró el XVI Gran Premio de España, puntuable ya para el Mundial, que acabó con otro podio de ensueño: Graham Hill (Lotus-Ford), Denny Hulme (McLaren-Ford) y Brian Redman (Cooper-BRM). Lamentablemente no participó el ganador del año anterior, Jim Clark, fallecido en un accidente un mes antes.
Desde 1969 a 1975, el circuito urbano de Montjuic, en Barcelona, entró en escena y se alternó con el Jarama en la organización del mundial de Fórmula Uno. De igual forma que ahora podrían alternarse Madrid Ifema y Montmeló. En 1975 un grave accidente, que se saldó con la muerte del piloto alemán Rolf Stommelen y de algunos espectadores, puso fin bruscamente al futuro del circuito catalán. Entonces el Jarama recibió todo el protagonismo y fue, entre 1976 y 1981, la sede permanente del Gran Premio de España de F-1. La última carrera de la máxima especialidad en Madrid se celebró el 21 de junio de 1981. Una prueba que ha entrado en la historia del automovilismo, ya que supuso la última victoria en la Fórmula Uno de una leyenda de esta competición como fue el canadiense Gilles Villeneuve, a los mandos de su Ferrari 126CK.
A partir de este año, la F-1 en España se trasladó al circuito de Jerez, un trazado nuevo y más adaptado a las exigencias de los modernos monoplazas. Luego llegaron Montmeló y el circuito urbano de Valencia. La realidad es que el Jarama se había quedado pequeño para este tipo de competiciones de primer nivel, tanto por la longitud de su pista como por su anchura y su trazado. El actual propietario, el RACE, perdió hace más de veinte años la oportunidad de ampliar sus instalaciones y hacer un circuito homologable para las competiciones actuales. El entonces presidente, el Marqués de Cubas, quizás no tuvo la visión de adquirir la finca colindante, La Pesadilla, donde se ha construido el campo de golf de la Real Sociedad Hípica Española Club de Campo. Con ello, el trazado madrileño se quedaba enlatado entre los campos de golf de la Hípica, el Race y la autovía Nacional I. Por eso, el nuevo escenario en Ifema es la solución más acertada siguiendo la tendencia más actual que parece inclinarse por los circuitos urbanos que acercan las carreras al gran público.
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