El Real Madrid es diferente hasta para entrenarse. Acostumbrados a la monotonía del Valle de las Cañas, Pablo Laso y su cuerpo técnico decidieron que mejor que pisar otro parquet más, el del Martín Carpena, en Málaga hacía un día de playa. Con 20 grados, la expedición abandonó su hotel rumbo a Torremolinos. En apenas un cuarto de hora, doce tipos enormes estaban en la arena realizando estiramientos, jugando al voley-playa y haciendo un rondo futbolero. Los jugadores bromeaban, estaban encantados con la novedad. Es la última prueba del buen ambiente que reina en el vestuario y que se traslada a la pista. Y eso en vísperas de la semifinal ante el CAI, un equipo que ya generó dificultades en el partido de hace un mes en el Príncipe Felipe. Por aquel 68-75 y por la imagen ofrecida ante el Unicaja, Laso lanzó un aviso tras la experiencia playera: «Es un equipo peligroso y ordenado y si queremos sacarles de ese orden sólo será con trabajo y esfuerzo». Rudy, que en cuartos presentó su candidatura para ser elegido MVP del torneo, incide en la necesidad de «salir como ante el Gran Canaria, porque la defensa y la intensidad nos permitieron correr».

El CAI no está en semifinales por casualidad. La temporada pasada llegó a la misma ronda en la Supercopa y en la Liga. En ambos cruces le eliminó el Madrid. La diferencia fundamental con aquel equipo es la presencia de dos georgianos: Sanikidze y Shermadini. Por su aspecto no parecen jugadores de élite, pero cuando están en la cancha la cosa cambia y mucho. «Les aportan cosas diferentes y eso les convierte en un equipo muy peligroso», comenta Laso. El primero es un versátil ala-pívot que fue básico en cuartos. El pívot es uno de esos jugadores muy grandes que leen bien el juego y que pueden generar problemas al Madrid como ya hicieron Tavares, Krstic o Kaun. El más grande de todos, Arvidas Sabonis, estaba en las gradas del Martín Carpena. El actual presidente de la Federación Lituana tiene muy claro quién es el favorito para hoy y para la final: «El Madrid ganará la Copa».