Entrevista

Hablamos con Silvia Alonso: "Mi felicidad es desayunar dos veces al día"

La actriz se consolida como la revelación de «La caza. Irati», entre secretos de rodaje y pequeños placeres cotidianos

Silvia Alonso
Silvia AlonsoCedida

Lleva quince años ganándose un lugar en la interpretación y empieza a disfrutar el camino. Una carrera de fondo que ha convertido a Silvia Alonso (Salamanca, 1989) en el fichaje revelación de «La caza. Irati», la cuarta entrega de la exitosa serie «La caza», creada y escrita por Agustín Martínez, y que se ha estrenado este 4 de septiembre en Movistar Plus. Como si aún fuera la capitán de la UCO que interpreta en este thriller, Alonso arranca la entrevista tan cauta y profesional como honesta, reconoce que «tuve muy poco tiempo para prepararme este papel» y acaba confesando que su mayor felicidad es «desayunar dos veces al día».

Salió del Festival de Vitoria hace unos días encantada con el rodaje y pidiendo a Agustín Martínez, su creador, que no la matara. ¿Tan en secreto lleva la trama?

Sí, claro, sobre mí y sobre lo que está ocurriendo. Ese misterio es un ejercicio más que interesante. Pero Agustín sabe que me puede matar si es una buena muerte, claro (risas)

Su personaje arranca siendo «una florecita», en palabras de su compañero Félix Gómez (Ernesto Selva), para mostrar luego vértices más oscuros… ¿Son los secretos, las mentiras, lo que todos quieren mantener oculto, argumento fundamental de esta nueva entrega?

Sí, en esta serie los personajes tienen muchas capas. Todos tienen esa cara b y eso provoca que en la serie haya muchos giros, por eso te atrapa tanto, porque es muy difícil imaginarte lo que va a pasar, todo el rato te hace cambiar de opinión, de quiénes son sospechosos.

Ya visitaba los rodajes de las otras temporadas de «La caza» por su amistad con la actriz Meghan Montaner. ¿Fue una sorpresa que la reclutaran para esta cuarta entrega o se lo esperaba?

Había estado por allí revoloteando y también estuve a punto de entrar en otra temporada, pero por tema de fechas no puedo ser. Desde luego, siempre se agradece que te llamen directamente, y me puse muy contenta por rodar con una amiga como Meghan.

El creador, Agustín Martínez, revela que querían dar un salto de calidad, tanto en lo estético como en lo narrativo. ¿Por qué lo han logrado?

Principalmente, por el presupuesto, cuando tienes más presupuesto puedes rodar más y mejor. Y luego, a nivel narrativo, «La caza» continua con el mismo sello y la gente no se va a decepcionar. Eso sí, creo que esta temporada se acerca algo más al terror. Tiene algo de mágico que va a gustar.

El entorno rural y la localización son fundamentales para el hilo argumental de este thriller. ¿Le llegó a dar miedo entrar en ese bosque infinito?

La verdad es que no, era espectacular, estuve encantada de estar allí rodando, hicimos muchas rutas por nuestra cuenta, y se agradece mucho rodar en esos sitios tan increíbles. Estamos encantados de que la ficción visibilice ese folclore y las maravillas que tenemos en este país.

La serie también ahonda en las leyendas. En lo sobrenatural…¿Lo inexplicable también tiene hueco entre sus creencias?

Yo le encuentro a todo una razón y una explicación y lo interpreto como una señal de madurez. Siempre he sido muy racional y también algo miedosa, lo sigo siendo para otras cosas y menos para la vida. Además, creo que a lo sobrenatural hay que echarle la cuenta justa.

Tras quince años en este complicado negocio, ¿se atreve a decir hacia dónde y con quién le gustaría seguir en el tajo?

Van pasando los años y la manera de enfocar el trabajo, y eso te hace llevar las cosas con más tranquilidad y estar menos expectante de lo que llega. Antes visualizaba más lo que quería y lo que no, ahora me centro en disfrutar de lo que tengo. También pude decir que no a proyectos que no me gustan mucho. Me apetece trabajar con gente que trata bien y que genera espacios de trabajo respetuosos, como «La caza», que te tengan en cuenta. Si me pides nombres, me gustaría trabajar con Letizia Dolera, con Alauda Ruiz y con muchas otras directoras mujeres que están en un buen momento.

¿Y dirigir en un futuro?

Hay que tener una gran capacidad, me parece un encaje de bolillo. Ahora mismo aún no lo sé.

En su momento estudió danza oriental y tras rodar «Ladrones» la hemos visto bromear con trabajar solo «donde tenga que bailar». ¿Llegó a pensar en dedicarse a ello?

Me apunté a una academia en la adolescencia y le han dado mucho bombo a esa faceta mía (risas) Me habría encantado ir a baile pero mis padres solo me apuntaban a informática o a inglés. Si no has tenido formación desde muy pequeña es difícil dedicarte a ello, pero hay algo de la danza que me encanta, me gusta meditar con la danza.

¿Qué cosas cotidianas le suman felicidad?

Me suma felicidad estar tranquila, el sosiego, pintar, la humanidad, en general… Y sobre todo, desayunar dos veces al día. Aunque ya voy a tener que hacerlo solo una (risas).