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El coronavirus contagia a las empresas españolas

La alimentación, el turismo, el petróleo y el transporte son los sectores más afectados por la enfermedad. Las empresas han cerrado sus tiendas y plantas en China, y esperan un retroceso de las exportaciones

A view of the Lujiazui financial district in Pudong, Shanghai, China, as the country is hit by an outbreak of a new coronavirus, February 3, 2020. REUTERS/Aly Song
A view of the Lujiazui financial district in Pudong, Shanghai, China, as the country is hit by an outbreak of a new coronavirus, February 3, 2020. REUTERS/Aly SongALY SONGREUTERS

«Las 11 plantas de Gestamp en China están cerradas». Esta frase demuestra que una enfermedad tan contagiosa como el coronavirus tiene grandes riesgos. No solo para la salud corporal e individual. También para la económica, que facilita el bienestar social. Desde China nos han llegado las últimas semanas múltiples imágenes de ciudades vacías, tiendas cerradas, estanterías de supermercados con muy pocos productos... El miedo ha paralizado el gigante asiático y las consecuencias se propagan por todo el mundo. Las empresas españolas ya están sufriendo el duro impacto de este fenómeno que amenaza a sus cuentas anuales y al futuro inmediato de sus negocios en uno de los territorios en los que mejores perspectivas se mantenían.

Gestamp, compañía española que fabrica componentes metálicos para automóviles (carrocería, chasis y mecanismos), ha tomado la decisión más drástica, cerrar sus 11 plantas en China. Además, ha «activado los protocolos y medidas de prevención adecuadas y trabaja en directa coordinación con las autoridades chinas», explican fuentes de la empresa. Una de las precauciones que han establecido, añaden, es la de cancelar todos los viajes del grupo al gigante asiático. Y seguirán pendientes del transcurso de los acontecimientos para volver a la actividad, o bien ampliar las medidas preventivas. Porque los límites del coronavirus aún no están nada claros.

Los clientes de Gestamp son los fabricantes de automóviles más prestigiosos del mundo, a los que les perjudica el cierre de las plantas en China porque no se están elaborando las piezas que necesitan para montar los coches. En definitiva, se genera una reacción en cadena por la que la producción se ralentiza en numerosos sectores industriales.

En ese sentido, el gigante asiático es el tercer país desde el que llegan más importaciones a España. Parte de estas mercancías son componentes necesarios para poder fabricar y que, de igual modo, están aterrizando en menor cantidad, afectando a la producción dentro de nuestro territorio. La otra parte son artículos finales que los comercios no reciben por el cierre de las plantas.

Pymes

Aunque las importaciones no son las que más preocupan, sino las exportaciones. El número de empresas españolas que venden a China se ha duplicado en una década. Ahora se calcula que son unas 15.000 las que lo hacen cada año. Es decir, una de cada 10 compañías que venden al extranjero tienen el gigante asiático como uno de sus destinos. Pero si el coronavirus no logra controlarse pronto estas cifras podría reducirse considerablemente en 2020.

Además, unas 600 corporaciones españolas cuentan con sede en el gigante asiático. Multinacionales como Inditex (que ha echado el cerrojo en sus establecimientos de Wuhan, la ciudad donde surgió la epidemia), Telefónica, Técnicas Reunidas, Banco Santander o Mango (que ha cerrado sus 26 tiendas en la nación), pero la mayoría de estas compañías son pymes que no tienen tanta capacidad de reacción ante fenómenos adversos coyunturales como el que atravesamos.

Fuentes empresariales admiten que «no es posible hacer una valoración del efecto del coronavirus en las pymes de nuestro país radicadas en China». Resulta muy complicado encontrar una compañía que hable abiertamente sobre el tema. Por dos motivos. El primero, no se atreven a hablar de perjuicios tan pronto.Y segundo, no quieren alimentar todavía más el miedo, argumentan desde una pyme.

Sin embargo, nadie niega que está teniendo efecto en la actividad y, al final de año, podría notarse su impacto en las cuentas anuales. Principalmente en las que más dependen del comercio, pues «muchas empresas están sufriendo la congelación de pedidos hasta que se aclare la situación en el país asiático», manifiesta el profesor de Bolsa de EAE Business School, Borja Ribera.

«Estamos casi seguros de que algún perjuicio financiero tendremos. La gravedad dependerá del tiempo que dure la propagación del virus», confiesan desde una mediana empresa exportadora que pide que no se le cite textualemte. Pero, ¿están contando las empresas con el peor de los escenarios, con que el control de la enfermedad sea tardío o que, incluso, la situación empeore? «No nos gusta imaginarnos estas circunstancias, sobre todo porque está en juego la salud de la gente. Pero los negocios también son importantes para nuestras vidas y las de los trabajadores. Por eso ya manejamos alternativas por si la cosa se extiende», manifiestan. Se trata de buscar nuevos destinos para sus exportaciones, principalmente en Europa pero reconocen que no es fácil iniciar una relación comercial en un periodo corto de tiempo. Y menos cuando no son la única empresa del sector que está haciendo lo mismo, por lo que la competencia crece.

Alimentación

Entre los sectores que más exportan a China se encuentra el de la alimentación y bebidas. Desde su patronal, FIAB, dejan claro que la salud de la gente está por encima de los negocios. Aunque están muy pendientes de los efectos. «China es el segundo destino de las exportaciones alimentarias españolas, después de Estados Unidos. En 2018 se exportaron al país asiático productos por valor de 1.067 millones de euros», comentan.

«Dada la envergadura de este mercado, entendemos que una situación tan delicada como está afectará al consumo de los productos españoles exportados. La actividad comercial y logística china está por el momento prácticamente paralizada, lo cual dificulta la entrada de cualquier producto en este país. Esperamos que esta situación se normalice cuanto antes», desean desde FIAB.

El gigante asiático es el tercer país en valor y cuarto en volumen que más vino español recibe, por lo que es un producto que podría verse especialmente perjudicado por el coronavirus. El director de la Federación Española del Vino (FEV), José Luis Benítez, dice que aún no se han notado los efectos de este fenómeno en el sector porque «los pedidos, desde que se realizan hasta que llegan tardan unos dos meses, dos y medio». Y no ha pasado tanto tiempo desde el estallido de la enfermedad.

No obstante, en los siguiente meses sí esperan que bajen las ventas porque los importadores ya les han avisado de que ha habido un gran parón del consumo, incluso para el Año Nuevo, fecha en la que el vino se ha convertido en los últimos años en un regalo cotizado. Pero este año no se ha vendido tanto y los chinos han acumulado un amplio stock, por lo que próximamente no demandarán tanto este producto.

Ésa, cuenta Benítez, es la gran preocupación de las bodegas españolas. A la que hay que sumar otra, la relacionada con las ferias, salones del vino y catas que se realizan en ciudades chinas. Los eventos de este tipo se han cancelado y puede tener un efecto negativo en el futuro a corto plazo del mercado chino porque estas citas se organizan para presentar productos y encontrar compradores. Por eso mismo, admite, «hay mucha incertidumbre por lo que pueda pasar en los próximos meses». Los nuevos productos que saldrán al mercado, será más complicado colocarlos en China próximamente y podrían registrar un mayor stock por este motivo.

Turismo

Todos los desplazamientos se están viendo afectados. También los de personas, que no se atreven a visitar China y, quienes lo tenían planeado han dado marcha atrás. «El mercado está descontando la suspensión de reservas y viajes por temor, una disminución e incluso cancelación de vuelos al país asiático», comenta Ribera. Ésto ha afectado a cadenas hoteleras de origen español como Meliá o NH.

Las aerolíneas (entre las que se encuentra el «holding» IAG, al que pertenece Iberia) han cancelado vuelos con el gigante asiático. Esta medida tiene una principal víctima, el turismo, incluido el que recibimos. Más cuando se trata de los visitantes chinos, los que más gasto realizan en sus destinos. Es bastante dinero que se pierde en los comercios, en los restaurantes, en los bares, en el transporte. La cantidad que se dejaría de ingresar en España por efectos del coronavirus no se puede cuantificar con exactitud, pero sí nos podemos hacer una idea de la magnitud gracias a la siguiente cifra. El consumo de los turistas chinos en España en 2019 ascendió a 1.675 millones de euros, un 28% más que en 2018, según los datos que presentó la Asociación de Turismo España-China (Atec).

El director de programas económicos de Casa Asia, Amadeo Jensana, sostiene que «el hecho de que las aerolíneas suspendan vuelos está directamente relacionado con una menor actividad económica, en especial en el sector turístico. Tanto por lo que respecta al turismo receptivo como al emisor el coronavirus afectaránegativamente a la economía china y a los países receptores de turistas chinos. No olvidemos que el número de viajes de chinos al extranjero en 2019 fue de más de 130 millones, y obviamente esta cifra disminuirá en función del tiempo que se tarde en controlarlo».

La suspensión de vuelos perjudicará a uno de los eventos que más ingresos generan en España y que se celebrará del 24 al 27 de febrero en Barcelona, el Mobile World Congress. La tecnología es la base de esta cita y China, sin duda, uno de los referentes en el sector. «Al menos, a corto plazo, van a verse afectados los congresos y ferias que cuenten con una importante participación china», concluye Jensana.

Petróleo

Ribera menciona el petrolero como otro de los sectores más afectados por el coronavirus. Aquí entra en juego la empresa española Repsol, que desde 1999 está presente en China con su negocio químico y que, en los últimos años, ha dado mayor protagonismo al crudo en toda Asia. De este modo, la compañía se ha topado con una mala noticia. En el continente se ha experimentado «una bajada importante de la demanada de petróleo dado que han prohibido la movilidad en una importante zona de China», cuenta Ribera. Esto último tiene otra víctima española, Alsa, que cuenta con una filial china de transportes y sus rutas podrían ser perjudicadas por el cierre de carreteras.

En conclusión, no se salva casi nadie. Ni las multinacionales ni las pymes de ser contagiadas por el coronavirus. Y todas tienen la misma esperanza, que el brote sea capaz de controlarse lo antes posible para volver a la normalidad y que el impacto en sus negocios con China sea recuperable en lo que queda de año.

Ibex

El Ibex35 se ha dado de bruces contra el coronavirus. Hay un amplio grupo de empresas en el selectivo que pertenecen a los sectores que más están sufriendo el miedo generado por esta enfermedad. Por ejemplo, Amadeus, Meliá, Siemens Gamesa, IAG o Repsol. De esta manera, la bolsa nacional llegó a caer más de 300 puntos en apenas 10 días, en los que el virus levantaba mayores temores. Una vez el susto se ha asumido, lucha por recuperar el terreno perdido pero lo tiene muy difícil si en China siguen registrándose descensos en los mercados. Son las consecuencias de una economía globalizada como en la que vivimos. Borja Ribera admite que «hoy en día existe una interconexión internacional muy fuerte entre todos los países y un país que aporta el 14% del PIB mundial y es segunda potencia mundial afecta a una economía como la española». En definitiva, aunque el coronavirus parezca lejano porque en España no ha tenido efectos en términos de salud, el contagio sí alcanza a la Bolsa y, en caso de que el fenómeno no se controle y se alargue más de la cuenta, podría terminar siendo un año catastrófico para los parqués. Eso sí, puede ser un buen momento para comprar acciones de los valores que más se han devaluado y en volverán a remontar.

Un nuevo golpe para la economía mundial

China ha conseguido firmar un acuerdo para acabar con la guerra comercial que le enfrenta a Estados Unidos. Este convenio alimentaba las esperanzas de recuperar un mayor ritmo de crecimiento, pues lo estaban haciendo al 6%, el menor nivel en todo el siglo. Sin embargo, el coronavirus ha sido un nuevo batacazo para la economía del gigante asiático. La propagación de la enfermedad podría restarle hasta un 1,2% del PIB de 2020 al gigante asiático, afirma Sam Perry, gestor de inversiones y Patrick Zweifel, economista jefe de Pictet AM.

Gran parte de culpa de la pérdida de crecimiento es la caída del consumo, que es «el responsable de más del 60% del crecimiento del PIB chino», apunta el director de programas económicos de Casa Asia, Amadeo Jensana. Los chinos no están saliendo a comprar, excepto cuando se trata de estricta necesidad, por miedo al virus. Además, el cierre de las tiendas y las fábricas, incluso los despidos que podría conllevar, reduce los ingresos de la población, lo que supone menos gasto.

Por otra parte, señala Jensana «el coronavirus afectará a otros aspectos como pueden ser la producción industrial o los mercados financieros». La Bolsa de Shangai (la más representativa del país) cayó más de 270 puntos en su apertura del 3 de febrero y, aunque las esperanza de controlar el virus han provocado un ligera repunte, las expectativas sobre el parqué aún son negativas.

Paul O’Connor, director del equipo Multiactivos de Janus Henderson, afirma que «dada la amplitud de los posibles resultados biológicos y económicos del nuevo coronavirus de Wuhan, es probable que los mercados financieros sigan siendo muy sensibles a los informes diarios del número de casos confirmados y muertes. Las expectativas podrían cambiar rápidamente hacia escenarios benignos, que impliquen un pico de tasas de infección y un repunte del sentimiento económico o hacia situaciones catastróficas que involucren mutaciones virales y una pandemia global de rápida expansión. Es poco probable que el sentimiento del mercado financiero sobre este tema mejore de manera sostenible hasta que haya alguna evidencia de que se está conteniendo la letalidad del coronavirus. El retroceso relacionado con el virus en la mayoría de los activos de riesgo ha sido bastante modesto hasta ahora, en comparación con las grandes manifestaciones disfrutadas en los últimos cuatro meses. Salvo los resultados biológicos desastrosos, creemos que el brote de coronavirus tiene el alcance de crear oportunidades de compra en activos de riesgo. Pero parece demasiado pronto para reconstruir las exposiciones ahora, dado lo modesta que ha sido la corrección del mercado, el impulso de la progresión del virus y muchas incertidumbres biológicas que rodean esta epidemia».

Hay mercados de materias primas que están sufriendo especialmente, como el hierro o el cobre, que están viendo como los inversores huyen y su valor cae. «Los inversores están justamente preocupados por el coronavirus, porque todavía no tenemos la capacidad de juzgar cuándo durará y cuál será su gravedad», admite Chris Iggo, CIO Core Investment de AXA IM.

El petróleo tampoco se salva de esta situación. «El coronavirus capta la atención en los mercados de productos básicos y hace que los precios caigan. El crudo ha descendido casi un 15% desde que la epidemia comenzó a dominar los titulares», comenta Norbert Rücker, jefe de Economía e Investigación de Next Generation de Julius Baer.

Aunque el pesimismo se ha instalado en la economía, sobre todo en China, hay analistas que confían en el poder que tiene el país para paliar lo más posible los efectos de esta situación. Sam Perry manifiesta que «afortunadamente, China tiene herramientas para suavizar el impacto económico. Según nuestros cálculos, su banco central tiene margen para un abundante estímulo monetario, el cual ha sido los últimos dos años más restrictivo. Una reducción de los coeficientes de reserva de los bancos chinos de un 2%, por ejemplo, equivaldría a 460.000 millones de dólares de liquidez adicional, esto es 3 % del PIB de China. También hay espacio para el estímulo fiscal».

Cuando surgió en el país el anterior coronavirus, en 2003, el llamado SARS, ya tuvieron capacidad de reacción. «China recortó el impuesto de sociedades, lo que sería un alivio para los inversores en acciones», explica Perry. En aquella ocasión, eso sí, el impacto para la economía (restó un 0,5% del PIB a la nación y un 0,05% al conjunto mundial) fue menor porque se controló más pronto.