Independentismo
CaixaBank y Sabadell perdieron 11.600 millones en depósitos tras el referéndum del 1-O en Cataluña
Los máximos directivos de las dos entidades catalanas enfrían su vuelta a la región
No es ningún secreto que el desafío independentista en Cataluña ha tenido un efecto demoledor sobre la economía de la región: pérdida de inversiones, gastos innecesarios y fuga masiva de empresas, incluidos las dos principales entidades financieras que históricamente han tenido su sede en Cataluña, CaixaBank y Banco Sabadell. La primera movió su sede a Valencia y la segunda a Alicante en busca de una estabilidad que no encontraban en Barcelona. Sus máximos directivos acaban de explicar en el Parlamento de Cataluña estas decisiones, al tiempo que cuantificaron el efecto sobre sus cuentas del referéndum ilegal del 1 de octubre de 2017. Entre ambas admiten que sufrieron una fuga de depósitos de 11.600 millones de euros en la primera semana después de la consulta secesionista.
El presidente de CaixaBank, Jordi Gual, ha asegurado este martes que la salida de depósitos en la primera semana de octubre de 2017 fue “exponencial” y la cifró en 7.000 millones de euros, a la vez que también tuvo lugar la venta de títulos por parte de pequeños accionistas. “El banco tenía amplísima liquidez y estaba preparado, pero esta situación se tenía que cortar en seco”, ha dicho Gual en la comisión de investigación del Parlament sobre la aplicación del artículo 155 de la Constitución en Cataluña. Ha indicado que se trató de depósitos privados y no públicos: “Si el dinero salía era porque la gente no tenía claro que el banco continuara en la zona euro (si Cataluña salía de la UE tras el proceso independentista), y en un futuro inmediato debíamos tomar una decisión que facilitara que el banco continuara en la zona euro”.
El 57% de la fuga, dentro de Cataluña
Por su parte, el presidente de Banco Sabadell, Josep Oliu, ha asegurado que el traslado de la sede social a Alicante obedeció a “razones puramente técnicas y no políticas”. “Fue una decisión necesaria en un contexto social convulso, con incertidumbre e inquietud por el movimiento de saldos”, ha dicho Oliu en el Parlament. Ha insistido en que fue una “decisión extraordinariamente difícil y lamentable”, pero que lo tuvo que hacer para que la entidad recuperara los saldos que había perdido y que ha cifrado en 4.500 millones en la primera semana de octubre, de los que el 57% procedía de clientes de Cataluña. Sobre si Banco Sabadell prevé que el domicilio social de la entidad vuelva a Cataluña, ha considerado que “aún no se dan las circunstancias para ello”. “No está sobre la mesa un posible retorno, pero el futuro siempre da muchas vueltas”, ha finalizado Oliu, que ha justificado que la cuota de mercado de Banco Sabadell en Alicante es alta y ya contaban allí con instalaciones.
En el caso de Caixabank, decidió trasladar la sede a Valencia, aprovechando la adquisición de Banco de Valencia y las instalaciones con las que contaba en la ciudad, la tercera de España en población, según ha recalcado Gual: “Estamos muy bien en la sede de Valencia”. Ha defendido que gracias a este cambio de sede y a las elecciones que tuvieron lugar más tarde los flujos de ahorro que salieron en la primera semana de octubre de 2017 se recuperaron a finales del trimestre, logrando nuevamente una “situación de estabilidad”. “En ningún momento hemos recibido ningún tipo de presión política”, ha aseverado Gual, que ha insistido en que Caixabank es una entidad absolutamente profesional, en sus palabras.
“Esta decisión dolorosa se tomó con el objetivo de proteger el trabajo de nuestros empleados, el ahorro de nuestros clientes y la inversión de nuestros accionistas. Ésta fue nuestra guía”, ha asegurado, y lo ha justificado porque la actividad financiera es especialmente sensible a situaciones de inseguridad jurídica y a “dobles legalidades que crean pánico”. Ha sostenido que CaixaBank “respeta profundamente el sistema democrático por el que la ciudadanía se expresa en el Parlament y las urnas, y también respeta el orden legal vigente”, al que la entidad se atiene. Por su parte, el presidente de la Fundación Bancaria La Caixa, Isidro Fainé, ha justificado el traslado de la sede de esta entidad a Palma de Mallorca para respaldar a CaixaBank ante la salida de depósitos, si bien ha dejado claro que el patrimonio de la Fundación está desconsolidado y separado del banco. “Estos temas de confianza se deben matar rápido o el problema se hace cada vez más grande. Los ahorros son sagrados. No puedes jugar con los ahorros de la gente”, ha defendido Fainé. “A veces hay que tomar decisiones difíciles en momentos difíciles y es lo que hicimos. De alguna manera fue suficiente para frenar la salida de depósitos”, ha añadido Fainé, que ha indicado que de no haber actuado, el mercado financiero hubiera cerrado sus puertas al banco.
Oliu insistió en que no recibió "ninguna presión ni de la Corona ni del Gobierno. Fue al margen de todo esto”, al tiempo que ha enmarcado la decisión en los planes de contingencia que había elaborado el banco para garantizar la estabilidad financiera. Ha aseverado que el cambio de sede a Alicante, decisión que la entidad tomó el 5 de octubre de 2017 y antes de que el Gobierno aprobara el decreto que facilitaba el traslado del domicilio social de las empresas, fue un “hecho independiente de la aplicación del artículo 155” y no la ha considerado precipitada, sino necesaria.
“Miedo” a la salida de Cataluña de la UE
El presidente del Sabadell ha explicado que las alarmas saltaron a partir del día 2 de octubre con salidas de depósitos identificables “por la inquietud y cierto miedo de una posible salida de Cataluña de la UE”, un miedo que sufrieron los bancos con sede en la comunidad catalana, según ha dicho. Ha detallado que las perdidas vinieron principalmente del sector privado, ya que los fondos procedentes del sector público aumentaron en 1.000 millones. Oliu ha sostenido que transmitió los riesgos que la entidad estaba monitorizando al expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont, así como al exconsejero de Economía Oriol Junqueras: “Les dije que había esta cuestión latente y que íbamos trampeando la situación, pero que había riesgos. Teníamos la información de la inquietud de los clientes”. También llamó a la expresidenta del Parlament Carme Forcadell y al exministro de Economía Luis de Guindos para notificarles la decisión del cambio de sede, y posteriormente también se puso en contacto con el Banco de España y el Banco Central Europeo (BCE), así como con CaixaBank, informa Ep.
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