La patronal catalana muestra al Gobierno el camino de la recuperación tras el Covid-19

La patronal catalana Fomento del Trabajo ha reclamado en numerosas ocasiones desde que comenzó esta crisis ayudas más ágiles, directas y generosas para las empresas. Siempre ha defendido que el objetivo del Gobierno para preservar el futuro de las empresas tras superar esta emergencia debe ser facilitar liquidez, pero sin tener que recurrir a avales crediticios, sino a través de ayudas fiscales, como ha priorizado y requerido la Comisión Europea a todos los países miembros. De esta forma, defiende que la reactivación de la economía y del tejido empresarial será más rápida y con menos problemas estructurales si se otorgan ayudas directas. En un estudio del Instituto de Estudios Estratégicos –el laboratorio de ideas de la patronal–, titulado «El retorno a la normalidad de ayer», el economista Jordi Alberich presenta unas posibles bases de actuación que el Gobierno debería tener en cuenta para salir cuanto antes del parón económico, «para contribuir a encauzar ese indispensable reordenamiento de nuestra vida social y productiva», explica en sus conclusiones el informe.

Alberich sugiere que «debemos preservar aquella actividad que, compatible con las indicaciones de las autoridades, permita la plena reactivación económica cuando se den las circunstancias». En este sentido, y a través de diez puntos principales, aboga por superar «un escenario de extraordinaria complejidad que permanecerá hasta que, superada la peor fase de la crisis sanitaria, iniciemos el retorno hacia la normalidad». Aunque los españoles han mostrado sus recelos sobre la postura europea en esta crisis, el estudio cree que «debe prevalecer la voluntad de que el proyecto europeo salga reforzado de esta crisis» y verlo como una oportunidad de unión.

Según desgrana el artículo a través de sus apartados, marca los pros y los contras de hacia donde nos ha llevado esta crisis extraordinaria. Por un lado, apunta que debemos afrontar «una economía sobreendeudada para afrontar un mayor gasto en desempleo, sanidad o atención a los colectivos en situación de pobreza; un aumento del malestar social provocado por el aumento del desempleo; y un deterioro y mayor radicalidad en la política nacional». Por otro, se habrá logrado «un sector público reforzado y eficiente; el papel de las grandes empresas como soporte social; una industria globalizada pero más orientada al mercado nacional y europeo; una profunda transformación productiva; un auge del sector sanitario y la necesidad de crear nuevas necesidades formativas y profesionales».