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Distribución
Makro busca una salida para escapar de la delicada situación en la que le ha sumido el coronavirus. La compañía tiene 37 tiendas en España que, de forma habitual, se dedican principalmente a la venta de productos a profesionales de hostelería. Eso supone que, con el cierre de bares y restaurantes, su gran fuente de negocio se ha secado. Por eso, la compañía ha propuesto a las autoridades la posibilidad de abrir sus establecimientos al consumidor final, “temporalmente y de manera excepcional”, según ha informado en una nota de prensa.
Con la medida, que ya ha sido aprobada en otros países como Portugal, Austria o los Países Bajos, Makro no sólo insuflaría aire a su negocio sino que, según explica, ayudaría a garantizar el abastecimiento de productos básicos. “La amplitud y las grandes dimensiones de los puntos de venta de Makro proporcionan un espacio seguro donde garantizar el control del aforo y la distancia de seguridad, así como la reducción del tiempo de espera y las colas generadas a la hora de realizar las compras durante el periodo de confinamiento”, ha explicado la compañía. De esta forma, añade, pondría a disposición de la sociedad general “un amplio surtido de productos de alimentación. Esta variedad ayudaría a satisfacer las demandas de los consumidores y reducir el número de compras, dado que los formatos están adaptados para profesionales y cuentan con mayor capacidad que los habitualmente comercializados para público final”, concluye en su comunicado.
Ayuda a los productores
Makro también considera que la medida “podría reforzar, asimismo, el apoyo a la cadena alimentaria y a los pequeños ganaderos y agricultores, uno de los principales perjudicados por el cierre de bares y restaurantes con motivo del estado de alarma”. Según datos del Ministerio de Agricultura, productos como el cordero, el pescado fresco o el queso de cabra han sufrido un importante retroceso de ventas durante el confinamiento dado el importante peso que tiene en su facturación el canal de hostelería.
La brusca caída del negocio ha llevado a Makro a presentar el pasado día 4 un ERTE que se prolongará hasta el 20 de abril “por causas productivas” y que afectará a 3.022 trabajadores, el 87,3 % del total de la plantilla compuesta por 3.460 personas. La empresa también acordó con los representantes de los trabajadores la reducción temporal de los horarios de apertura comercial de sus centros. De esta manera, algunos abrirán en horario de mañana, de 08.30 a 14.30 horas y otros prestarán servicio de mañana y tarde con un cierre antes de lo habitual, de 08.30 a 18.30 horas. Asimismo, los sindicatos han asegurado que la dirección de Makro no se plantea el cierre de ninguna de las tiendas y se ha garantizado que mantendrá en vigor los contratos de todos sus trabajadores.
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