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Banco de España

La pandemia evapora 100.000 millones de los ahorros de las familias españolas

Los españoles atesoraron más dinero en efectivo y depósitos en los tres primeros meses del año. En el primer trimestre ha desaparecido el 6,3% de la riqueza financiera de los hogares, según el Banco de España

Imagen de una hucha
Imagen de una huchalarazon

Las familias españolas vieron cómo se evaporaban 100.410 millones de euros de sus inversiones financieras –fondos y acciones sobre todo- en unos días de marzo, justo con el principio de la pandemia y el inicio del Estado de Alarma. En total, al final del primer trimestre había desaparecido el 6,3% de la riqueza financiera que atesoraban los españoles –que también incluye a las llamadas Instituciones sin fines de lucro al servicio de los hogares– al término de 2019, cuando alcanzó su máximo histórico con un total neto de 1,626 billones de euros. El 31 de marzo se habían convertido en 1,256 billones, según los datos de las Cuentas Financieras de la Economía Española publicadas ayer por el Banco de España.

Todo ocurrió de forma súbita, porque aunque no existen cifra detalladas, el que el índice Ibex-35 de la Bolsa española alcanzara su máximo anual el 19 de febrero, al superar los 10.100 puntos, indicaría que la riqueza financiera de las familias, colocada en activos financieros, habría aumentado hasta esa fecha. Apenas un mes después, el 16 de marzo, el mismo índice se había desplomado hasta los 5.814 puntos, nada menos que un 43%. Las familias españolas, sin embargo, han salido relativamente bien paradas de la catástrofe inicial de los mercados, ya que sólo perdieron el 6,3% de su riqueza. Eso se explica porque la exposición a la renta variable de los españoles es bastante reducida y no llega al 20% sus inversiones. Más en detalle, las familias poseían a finales de 2019 acciones cotizadas por valor de 128.522 millones de euros, que se habían reducido a 93.670 tres meses más tarde. También tenían 218.439 millones en acciones el 31 de diciembre del año pasado, una cifra que se quedó en 200.178 millones el 31 de marzo siguiente.

Los Fondos de Inversión, en una situación de tipos de interés por los suelos, cuando no negativos, son uno de los vehículos de inversión favoritos de las familias, alentadas por las campañas de las entidades financieras –que así ganan con el cobro de comisiones- y por su teórica seguridad. Las inversiones en Fondos, no obstante también han sufrido, porque si al final de 2019 los españoles tenían invertidos en Fondos un billón de euros, tres meses después se habían evaporado 97.000 millones, ya que se habían convertido en 910.721 millones de euros.

La pandemia también ha provocado que aumente el ahorro más líquido de los españoles. La cifra de “efectivo y depósitos” pasó de 918.379 millones al final de 2019 a 925.036 billones el 31 de marzo de 2020. Nunca en la historia los españoles habían tenido tanto dinero líquido, ya sea en efectivo –billetes y monedas- o depositado en las entidades financieras. La mayor parte de esa cantidad, 728.073 millones corresponde a “depósitos transferibles”, que aumentaron en los tres primeros meses del año en unos 17.000 millones de euros. La característica de estos depósitos es que son retirables, recuperables, en cualquier momento y, salvo excepciones, en estos momentos no reciben en la práctica ninguna remuneración. Por otra parte, el dinero en efectivo –billetes y monedas- de los españoles se mantuvo estable, aunque algo a la baja, ya que si a finales de 2019 ascendía a un total de 48.973 millones, tres meses después aún era 47.169 millones.

La riqueza financiera neta, por otra parte, es la diferencia entre los activos financieros –el destino del dinero, ya sea liquidez o inversiones-, y los pasivos financieros, es decir, el origen de los fondos o, dicho de otra manera, las deudas. Pues bien, otro hecho significativo es que en el primer trimestre de 2020, el endeudamiento de las familias descendió en 6.205 millones, al pasar de 767.303 a 761.098 millones de euros, y eso a pesar de los bajísimos tipos de interés de las facilidades para endeudarse. De hecho, frente a una deuda pública que ya supera el 100% del PIB y que crece sin parar desde hace años, la deuda de los hogares ha seguido un proceso inverso y ahora representa el 56,9% del PIB.

Un proceso similar se aprecia en las empresas, ya que según las Cuentas Financieras, la deuda consolidada de «la sociedades no financieras» representa un 73,1% del PIB, una ratio que aumentaría hasta el 93.7% si se tuvieran en cuenta los prestamos interempresas. Los esfuerzos de familias y empresas por reducir su endeudamiento han sido notables, ya que en 2012, la deuda de las familias ascendía al 81.6% del PIB, mientras que las de las empresas legaron a superar el 107% del PIB. Es decir, descensos de 25 y 34 puntos, mientras que la deuda pública subió 14 puntos al pasar del 86% del PIB de 2012 al 100% actual.