Bancos centrales

Trampa de liquidez: lo que sea menos bajar los impuestos

El Gobierno está dispuesto a repetir los errores de los Planes E de Zapatero. Todo, menos reducir la presión fiscal

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez
El presidente del Gobierno, Pedro SánchezEUROPA PRESS/R.Rubio.POOLEuropa Press

El miércoles tuvo lugar la última reunión del año de la FED, sin grandes novedades, salvo volver a situar el precio del dinero en una horquilla de entre el 0 y el 0,25%. Y seguirá comprando mensualmente 80.000 millones de dólares mensuales en bonos del Tesoro, más 40.000 en activos hipotecarios, teniendo ya un balance de 7,24 billones de dólares. También el BCE anunció seis días antes el aumento de 500.000 millones de euros del Programa de compras PEPP, así como una prórroga de 9 meses a su programa de bonos de emergencia. Y esta semana ha aplazado hasta el próximo 30 de septiembre de 2021 su decisión de limitar al sector financiero el pago de dividendos, reservándose la supervisión de toda propuesta específica de reparto de beneficios. Aunque es razonable suponer que se dará prioridad a los bancos que tengan mejores ratios de capital. El impacto, en todo caso, ha sido escaso pues todas las medidas llevaban tiempo descontadas. La rentabilidad del bono alemán a 10 años experimentó leves aumentos, cogiendo la curva de sus tipos de interés una ligera pendiente. Incluso hemos visto los tipos de interés del bono español a diez años con interés negativo, y el euro apreciándose hasta los 1,22 dólares, por primera vez desde 2018.

Sin embargo, pareciera que la economía se acerca a una trampa de liquidez, con efectos tan escasos como arrojar monedas a la fosa de Las Marianas. Llegados a esa situación la decisión de los bancos centrales de actuar de forma expansiva no parece conducir a un incremento de la inversión, la actividad productiva y el empleo. Ya que las curvas de demanda y oferta de dinero se cortan –gráficamente– en el tramo totalmente elástico de la demanda. La cuestión es que en tal situación, como señalaba el propio Keynes, la inyección de dinero es absolutamente ineficaz por lo que el único medio de reactivar el aparato productivo por la vía de la demanda es la adopción de medidas fiscales expansivas. Es decir, mediante la reducción de impuestos. O haciéndose trampa en el solitario, mediante el aumento del gasto público y de los impuestos en igual cuantía.

En tal contexto, nuestro Gobierno ha optado por la segunda opción, que ya experimentamos con el keynesianismo vulgar que representaron los famosos Planes E de Rodríguez Zapatero, por la propia ineficiencia en la asignación e incremento del gasto desde el sector público. Pero el Gobierno está dispuesto a repetir errores. Todo, menos reducir impuestos.

Javier Morillas es Director del Centro de Economía Política y Regulación-CEU