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Indra pierde 65 millones pero baja su deuda al mínimo de la última década

El valor de la cartera de pedidos se situó al cierre 2020 en la cifra récord de 5.229 millones de euros

Fernando Abril-Martorell, presidente ejecutivo de Indra
Fernando Abril-Martorell, presidente ejecutivo de Indralarazon

La pandemia y la crisis global han marcado negativamente los resultados de Indra, que registró unas pérdidas netas de 65 millones de euros en 2020, frente a los 121 millones de euros que ganó en 2019. Pese a ello, logró elevar su cartera un 16% y reducir la deuda a su nivel más bajo en diez años. Una de cal por varias de arena. En concreto, el valor de la cartera de pedidos de Indra se situó al cierre del ejercicio 2020 en la cifra récord de 5.229 millones de euros, lo que supone un 15,9% más en comparación con los 4.511 millones de euros de finales de 2019. En esta línea, la contratación neta de Indra alcanzó los 3.858 millones de euros en el conjunto del pasado ejercicio, lo que supone un 4,7% más en comparación con los 3.686 millones de euros registrados en 2018, aunque en moneda local la subida fue del 8,4%.

Aunque los ingresos se redujeron un 1,6% en moneda local (un 5,0% en reportado), en el cuarto trimestre crecieron un 1% frente al mismo período de 2019. La culpa de ello se centra en que el tipo de cambio tuvo un fuerte impacto negativo en el ejercicio (de -108 millones de euros en ingresos y de -7,3 millones en el EBIT), con una pérdida en el cuarto trimestre de 35 millones de euros en ingresos y de 3,6 millones en el EBIT. El Margen Operativo alcanzó los 168 millones de euros en 2020 (margen del 5,5%) frente a 257 millones en 2019 (margen del 8,0%) por los retrasos acumulados y la menor actividad. El Margen Operativo del cuarto trimestre de 2020 se situó en el 9%, ayudado por las primeras consecuencias positivas del plan de acción.

Por su parte, el resultado bruto de explotación (Ebitda) alcanzó los 77 millones de euros, un 77,6% menos en términos reportados y un 75% menos en moneda local, lo que ha provocado una reducción del margen de Ebitda hasta el 2,5%, frente al 10,8% de 2019. El resultado de explotación (Ebit) arrojó un resultado negativo de 33 millones de euros, frente a 221 millones en 2019, afectado por los retrasos y la menor actividad, por las provisiones del plan de acción (-189 millones de euros) y la plusvalía de Metrocall (de 36 millones de euros)

La deuda neta alcanzó los 481 millones de euros frente a 552 millones en 2019 y frente a 626 millones en los nueve primeros meses de 2020, y se sitúa en su nivel más bajo desde 2010. La ratio de deuda neta/Ebitda (excluyendo el impacto NIIF 16, los costes derivados del plan de acción y la plusvalía por la venta de Metrocall) se situó en 2,5 veces en 2020, frente a 1,8 veces en 2019 y las 2,8 veces en los nueve primeros meses de 2020.

En el cuarto trimestre del año, la contratación de Indra descendió un 2,5% en términos reportados, pero aumentó un 0,9% en moneda local, hasta los 1.028 millones de euros, mientras que los ingresos cayeron un 2,9% reportado, pero subieron un 1% en moneda local, hasta los 890 millones de euros.

Por su parte, el Ebitda de la empresa registró un resultado negativo de dos millones de euros los tres últimos meses del año, frente a las ganancias de 123 millones de euros de un año. Indra registró además unas pérdidas netas de 34 millones de euros, en contraste con los 57 millones de euros que ganó hace un año.

Por regiones, los ingresos descendieron un 0,6% en España, mientras que en América aumentaron un 4,7% en moneda local, pero bajaron un 10,8% en términos reportados. En Europa subieron un 3,5% en moneda local y un 3% en términos reportados, mientras que en África, Oriente Medio y Asia bajaron un 23,4% y un 24%, respectivamente.

El presidente ejecutivo de Indra, Fernando Abril-Martorell, ha señalado que los resultados de 2020 se han visto “profundamente afectados” en la rentabilidad por la crisis del Covid-19, reflejada principalmente en retrasos en los proyectos en curso y en la toma de decisiones sus clientes, y por el impacto de las provisiones del plan de acción que puso en marcha a mitad de ejercicio para afrontar la crisis y los cambios estructurales en las necesidades de sus clientes.

De cara a 2021, la empresa espera unos ingresos mayores de 3.200 millones de euros en moneda constante y un Ebit reportado superior a 200 millones de euros. Asimismo, estima que el flujo de caja supere los 120 millones de euros (excluyendo las salidas de caja correspondientes a los planes de transformación de plantilla). “Aunque la pandemia aún sigue afectando a los primeros meses de este nuevo año y continúa suponiendo una gran fuente de incertidumbre a la hora de presupuestar el ejercicio, pensamos que el nivel de partida de nuestra cartera y balance, junto con los ahorros que deberíamos ser capaces de materializar de nuestro plan de acción, deberían permitirnos recuperar los niveles pre-crisis en este año, tal y como reflejan nuestros objetivos para 2021, y retomar la política de retribución al accionista en este ejercicio”, concluyó Abril-Martorell.