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Una clase ociosa

Va a ser cada vez más real con la Inteligencia Artificial

La Covid ha acelerado los procesos de transformación de la mano de la tecnología
La Covid ha acelerado los procesos de transformación de la mano de la tecnologíaJEON HEON-KYUNAgencia EFE

En 2010 la Fundación Rockefeller publicó un informe que divagaba sobre como cambiaría el mundo con la tecnología. Dicen ahora que la COVID-19 representa el escenario perfecto para ese cambio. Tras surgir el problema (coronavirus y pandemia), vino el miedo, los confinamientos, el cierre de empresas y la destrucción de la economía. Finalmente, la solución: las masas de desempleados recibirán un ingreso mínimo universal acreditado con la identificación digital de cada individuo, los pasaportes sanitarios, la tecnificación del 5G, las ciudades inteligentes robotizadas y los vehículos autónomos.

Orwell imaginó un mundo parecido a éste después de que Huxley lo dibujara en similares términos hace casi un siglo. Camilo Taufic predijo el surgimiento de una “clase ociosa” que Thorstein Veblen había identificado en 1899 con una suerte de masa inculta, industrial y consumista.

La realidad es que esa clase ociosa va a ser cada vez más real con la Inteligencia Artificial. A menos trabajo, más ocio. La tecnología acabará alterando la sociedad, de manera que el colonialismo de datos y el control digital son cada vez más evidentes, al igual que la división del mundo en élites ricas y en una «clase ociosa inútil» que, como predice el Foro Económico Mundial, «no será propietaria de nada, pero será feliz».

Cuando se afiance esa «clase inútil» habrá una desigualdad evidente entre esta clase desocupada, subvencionada y digitalmente controlada por una tecnocracia que, a través de la Inteligencia Artificial, tendrá acceso al historial médico y personal completo de cada sujeto, incluyendo detalles tanto de su vida privada como sus singularidades sexuales o mentales. No hará falta Ejército alguno para controlar. Con la tecnología bastará.