Reestructuración

El sector aéreo español se prepara para miles de despidos a la vuelta de los ERTE

La industria asume, como advirtió ayer Escrivá, que necesitará reestructurarse para sobrevivir

Aviones de Iberia y Air Europa en el aeropuerto de Madrid-Barajas
Aviones de Iberia y Air Europa en el aeropuerto de Madrid-BarajasSusana VeraREUTERS

Patronal, sindicatos y Gobierno andan estos días negociando la extensión de los ERTE más allá del 31 de marzo para ofrecer una red de seguridad al empleo de aquellos sectores, especialmente al turístico, más golpeados por la pandemia. La idea del Ejecutivo es prorrogarlos hasta el 31 de septiembre, cuando se presupone que la recuperación económica, con gran parte de la población ya vacunada, habrá empezado a coger vuelo. Pero el mundo ha cambiado con la pandemia y hay sectores económicos que tardarán varios años en recuperar los niveles de actividad que tenían antes del coronavirus. Uno de ellos es el aéreo. Aena no prevé que el tráfico en los aeropuertos españoles no vuelva a los niveles de 2019 hasta 2026. ¿Qué ocurrirá entonces una vez que se retire la asistencia artificial de los ERTE? Que llegará la tan temidareestructuración del sector.

El ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones del Gobierno, José Luis Escrivá, afirmó ayer que «puede haber algún sector donde haya una reestructuración. Por ejemplo, tenemos 15.000 trabajadores en ERTE en el sector aéreo. Vamos a ver si estructuralmente recuperamos el nivel de actividad», advirtió. Y en el sector son conscientes de que más allá de la protección actual, con exactamente 13.878 trabajadores del transporte aéreo en ERTE, será muy difícil mantener las plantillas actuales. Las propias aerolíneas, a través de su patronal (ALA), ya han deslizado que 2020 fue un año catastrófico, con pérdidas de 1.411 millones en el caso de Iberia o de 875 en el de Vueling -y con previsión de más números rojos para este año, según la IATA-, y que las compañías tendrán que «adaptar sus recursos a una demanda debilitada durante años». Más directo ha sido en alguna ocasión Luis Gallego, el consejero delegado de IAG, la matriz de Iberia y Vueling, que ha advertido de que, una vez que se finalicen los ERTE, va a ser necesaria una reestructuración para adaptar su tamaño a la menor demanda que tendrá el sector en los próximos años.

Caso único

España es, por el momento, un caso único en Europa, donde la crisis por la pandemia el coronavirus se ha cobrado cerca de 100.000 empleos en el sector aéreo. Y lo es no sólo porque no haya habido ningún despido gracias al escudo de los ERTE sino porque, a pesar de esta tregua temporal, la propia situación del sector amenaza con hacer las cosas más difíciles como explican fuentes del mismo. «Hay circunstancias coyunturales que complican las cosas». Esas «circunstancias», aunque se hable en plural, son una: la compra de Air Europa por Iberia. Con la adquisición de la aerolínea del grupo Globalia, Iberia elimina a un competidor en las rutas de largo radio a Latinoamérica, mercado en el que consolidará su posición de liderazgo por delante de Air France. Pero también asumirá cargas no deseadas. La cuestión, se preguntan los consultados, es «qué va a hacer Iberia con el negocio de corto y medio radio de Air Europa. La compañía ya tiene cubiertas esas necesidades con Vueling, Air Nostrum o Iberia Expres», advierten. Esta circunstancia podría llevar a unas duplicidades que obligasen a la compañía a hacer un ajuste todavía mayor del inducido por el coronavirus.

Hay otra serie de factores, como el modesto beneficio que arrojan los servicios en tierra - o la digitalización en servicios como el de facturación que tampoco juegan a favor del poder mantener el actual tamaño de las plantillas de la compañías.

En cualquier caso, y como apuntan las fuentes consultadas, mientras los ERTE se mantengan en pie, será difícil ver movimientos en el sector. «Para compañías como Iberia, el ERTE por fuerza mayor, en las condiciones actuales, es la más ventajosa de las situaciones que puede tener». Y eso, añaden, sin necesidad de tener que desgastarse en una negociación en la que seguramente no podría ofrecer unas condiciones como éstas.