La patronal de Redondo y Begoña

La historia se repite. En Extremadura, Iván Redondo demostró que, cuando tiene tiempo para planificar su estrategia, puede que el resultado sea bueno. Pero cuando la situación se tuerce aquello hace aguas por todos los lados. Así sucedió con Monago: para tapar unos hechos complicados, se inventó la venta de la residencia del presidente de la Junta y lo hizo a través de un portal inmobiliario, con lo cual, en lugar de un problema, hubo dos. Ahora, desde lo de Madrid y lo de Marruecos, anda dando tumbos como pollo sin cabeza y ha escenificado lo de la nueva patronal que se ha sacado de la manga, utilizando a la esposa del presidente del Gobierno, con el fin de desviar la atención mediática. Fue flor de un día y «el acontecimiento inicial» pasó con más pena que gloria.

Lo más importante es que ha puesto de uñas a la CEOE en medio de una negociación más que compleja con la prórroga de los ERTE, la contrarreforma laboral, el Plan de Recuperación, el sistema de pensiones y tantos otros asuntos por medio. En términos numéricos, habría que preguntarse cuantos empleos podrían mantener o crear los empresarios de CEOE y Cepyme y cuántos puestos de trabajo serían capaces de movilizar los empresarios patrocinados por la inquilina consorte de La Moncloa.

Para rematar la faena de la distracción, Iván Redondo y Pedro Sánchez andan vendiendo, un día sí y otro también, el dinero y las medidas destinadas a afrontar el reto demográfico y los problemas de lo que yo llamo la “España discriminada” y el medio rural. De momento estamos ante cortinas de humo, que ya no cuelan. Un ejemplo: ¿alguien piensa que se puede afrontar el problema de la despoblación sin contar con los agricultores y ganaderos, que son el grupo de habitantes más numeroso de nuestros pueblos? Pues parece que eso es lo que pretenden desde el Gobierno de Sánchez.