Finanzas
«No hay inversión más rentable que la del conocimiento», dijo Benjamin Fraklin. Y es que muchas personas tienen problemas para entender conceptos básicos de economía. Les cuesta planificar y se dejan llevar por sus impulsos, con el consiguiente roto en la cartera. Si usted no sabe muy bien dónde va a parar cada mes, quizá el curso de finanzas personales de GoodHabitz, especialista en online learning, le puede ser últil.
Si siempre ha sido complicado organizarse con el dinero, ahora, con la llegada de los pagos digitales, mucho más. Cuando gastamos nuestro dinero, la neuropsicología tiene un peso muy importante. A realizar un abono con una tarjeta de crédito, el móvil, Paypal o Bizum eliminamos el objeto físico con el que el realizamos el trueque, en este caso, monedas o billetes. Al no existir un activo tangible, el pago se vuelve invisible en nuestro cerebro, por lo que es más difícil saber cuánto gastamos. Investigadores de la Universidad de Colorado Boulder hicieron un experimento, en el que pidieron a diversos estudiantes que salían de una librería que respondiesen a cuánto dinero acaban de gastar. El 67% de los alumnos que habían pagado con dinero en efectivo recordaba el importe exacto, mientras que solo pudieron acertar a responder con certeza la cuestión el 35% de los que los habían hecho con tarjeta.
Dan Ariely es un catedrático de Psicología y Economía conductual de la Universidad de Duke, autor de «Las trampas del dinero». En el libro, explica que el hecho de que pagar resulte más fácil provoca que pensemos menos en el llamado cose de oportunidad.Cuando el dinero sale de nuestra cartera, sabemos que estamos renunciando algo, cosa de la que no somo conscientes si abonamos una compra con medios digitales. Teniendo en cuenta la tendencia a pagar con estos medios en detrimento del dinero en efectivo, gastar dinero se convierte cada vez más en un proceso inconsciente.
Uno de los primero trucos que sugiere GoodHabitz para no perder el control de nuestras finanzas es considerar los gastos discrecionales en una sola categoría y organizarnos semanalmente, siempre empezando por el lunes. Un segundo consejo tiene un componente psicológico importante. Y es que todos queremos vivir una vida feliz, por lo que deberíamos preguntarnos en qué cosas estamos gastando el dinero que no nos satisfacen. De esta manera, eliminaríamos mucho gasto superfluo.
Vivimos en una sociedad hiperconsumista y hedonista en la que los expertos en Marketing se afanan por vendernos cosas. Si a ello se le suma que cada vez tenemos menos noción de cuánto gastamos, el resultado es una compra impulsiva. Por ello, resultará muy útil, además de tener un control sobre el estado de las cuentas bancarias, crear un presupuesto anual dividido en meses. El primer paso a seguir es pensar en todo lo que se espera recibir ese año (ingresos, devoluciones de impuestos e interese a favor...) y, a continuación, elaborar una lista con los gastos recurrentes (hipoteca, luz, agua, seguros..). Pero, claro, siempre pueden surgir imprevistos. Por ello, es necesario contar con un fondo de emergencia. Por últimos, hay que examinar a fondo los gastos diarios, como la comida o los gastos de limpieza. De esta forma, sabremos de antemano si existirá algún tipo de desequilibrio en nuestras finanzas personales, y lo podremos subsanar cuanto antes. Así que no está de más coger papel y lápiz e, incluso, una hoja de Excell, sobre la que se podrán hacer también modificaciones en caso de que sea necesario. Después de realizar este ejercicio, sabremos cuánto dinero nos queda para caprichos. Una vez que se conozcamos la situación financiera, es el momento de comenzar a trazar un plan en el que describamos nuestras metas y deseos para saber exactamente qué cantidad vamos a necesitar para alcanzarlas. Al diseñar el plan, hay que tener en cuenta posibles cambios futuros, como un ascenso, la comprar una propiedad o tener un hijo. Este tipo de acontecimientos puede acelerar o ralentizar la consecución de los objetivos financieros. Por ellos, es necesario revaluar el plan y ajustar nuestras metas. Si lo hacemos, estaremos preparados para cada etapa de vida sin tener que preocuparnos por el futuro.