Economía
Inflación sin freno
A principios del pasado mes de enero escribí un artículo en esta sección titulado “la inflación va a seguir subiendo”, tras lo que algún seguidor en redes me tildó de “catastrofista al servicio de la derecha”. Pese a los cantos de sirena del Gobierno, empeñado en hacernos creer que el 6,5 de entonces era meramente coyuntural, y que pronto el IPC se estabilizaría en torno al 3 por ciento, la realidad constatable es que la subida de precios siguió desbocándose hasta llegar al último dato conocido del 9,8 por ciento. Incluso el Banco de España ha tenido que salir al paso para decirle al Ejecutivo que la previsión del 3,7 para 2022 es ilusoria, pues como poco el coste de la vida rondará el 7,5 este año. Previsión igualmente optimista. Al paso que vamos es difícil que no siga subiendo el IPC. De un lado, por el encarecimiento de la energía, máxime si la UE prohíbe las importaciones de carbón, petróleo y gas rusos, tal y como exigen algunos Gobiernos y respalda EE.UU. En segundo lugar, porque también agravan la cesta de la compra productos como aceite de girasol, trigo, fertilizantes, uranio, maíz, níquel, alquitrán, madera, plomo y hierro, procedentes de Rusia, Bielorrusia o Ucrania, con dificultades para la exportación por las sanciones o por tener sus infraestructuras destruidas. Pero es que, en tercer lugar, los confinamientos en China por las nuevas variantes de la Covid van a dificultar otra vez las transacciones en el comercio mundial, de manera que habrá muchos insumos que no van a llegar a Europa al no salir de país asiático. Luego la inflación “va a seguir subiendo”, sin la menor duda, aunque pudiera haber episodios de bajada coyunturales.
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