Entrevista

Borja de Riquer: «Cambó triunfó en los negocios pero hizo fortuna con una empresa corrupta»

El historiador recoge en su último libro la vida del poliédrico y multimillonario político catalán, que rechazó la propuesta de Alfonso XIII de ser presidente del Gobierno

El historiador Borja de Riquer acaba de publicar “Cambó, el último retrato”
El historiador Borja de Riquer acaba de publicar “Cambó, el último retrato”Alberto R. RoldánLa Razón

Hacia 1930 todos quisieron ser Francesc Cambó. Auténtico protagonista de la vida política española, fue el más relevante y moderno de los regeneracionistas, el más influyente dirigente del catalanismo emergente, un ministro eficaz e innovador. Pero no pudo ser ni Bismark en Madrid, ni Bolívar en Cataluña y acabó apoyando, desde el exilio, el triunfo del franquismo. El catedrático emérito de Historia Contemporánea, Borja de Riquer, recoge las azañas del político catalán en su último libro, «Cambó, el último retrato».

¿Por qué ese interés por Cambó?

A un historiador lo que le interesa no son los itinerarios coherentes, los políticos corrientes, sino la gente contradictoria, que da zigzags, que se equivoca, rectifica y que toca cantidad de facetas, y Cambó lo reúne con mucho.

¿Qué legado nos ha dejado?

Cambó ha dejado muchos legados, el de un político que fracasó porque su proyecto político, que era el de una Cataluña autónoma dentro de una España más moderna, democrática y más europea, no salió adelante. En cambio, fue un hombre de negocios de éxito que consiguió hacerse multimillonario en muy poco tiempo, convirtiéndose en el político español más rico de su época, presidente de la gran compañía hispanoamericana de electricidad, la CHADE, durante 27 años. Fue la tercera empresa de España después de Renfe y Telefónica. Era una empresa argentina corruptora de políticos, y que sacaba grandes beneficios. Llegó a repartir un 20% de dividendos al año, pero a base de corromper a políticos argentinos, algo que los biógrafos de Cambó y el propio Cambó han tratado de ocultar. Era escandaloso para un hombre que pretendía aparecer como un político moderno. Hay un momento en el que Cambó dice: «Tengo demasiado dinero».

¿A cuánto ascendió su fortuna?

He calculado que al morir tendría entre 500 millones y mil millones de los euros de hoy. Por tanto, fue un político fracasado pero un hombre de negocios de éxito, pese a que vino de una compañía corrupta. Fue el gran mecenas español del siglo XX, es decir no hay ningún mecenas que se haya gastado en proyectos culturales tanto dinero como Cambó para después donarlo. Le gustaba mucho el Museo del Prado, donde se refugiaba para huir del Congreso. Sabía lo que faltaba, no tenía pintura italiana del quattrocento, ni del cinquecento. Los únicos Botticellis que hay en España son los tres donados por Cambó; llegó a ser el coleccionista privado con más Botticellis del mundo, tenía cinco. Tenía una colección de pintura valorada en 300 millones de euros.

Alfonso XIII le propuso ser presidente del Gobierno, y él lo rechazó...

Él quería ser presidente del Gobierno, pero no con las condiciones que le imponía Alfonso XIII. La primera, en noviembre de 1922, es que no podía actuar como catalanista, con lo cual no puede plantear la autonomía catalana. Su proyecto no dejaba de ser un tanto esquizofrénico, ser al mismo tiempo presidente del Gobierno español sin dejar de ser dirigente catalanista. No convence a Alfonso XIII ni a la mayoría de los políticos españoles con los cuales se entendía, Antonio Maura, José Canalejas, gente del mundo de los partidos dinásticos.

¿Cuáles fueron sus mayores errores?

Al acabar la dictadura de Primo de Rivera no percibe que está cambiando la opinión pública, que se está republicanizando, y él defendió la monarquía de Alfonso XIII hasta el último momento. El 14 de abril de 1931 viene directamente de Barcelona a Madrid para convencerle de que no abdique, se exilia y se va a París, porque considera que con la caída de la Monarquía ya no tiene espacio político. Se queda descolocado. Pese a ello acepta el régimen republicano y será diputado en la Segunda República desde 1933 a 1936.

¿Fue buen ministro de Hacienda y Fomento?

Sus proyectos hoy sorprenden. Siendo ministro de Fomento en 1918 propuso la nacionalización de los ferrocarriles, como forma de articular económicamente el país. Pero el proyecto no prospera.Renfe no se se nacionalizará hasta 1942. Como ministro de Hacienda hizo cosas muy interesantes, como la ley de bases del sistema bancario que convierte al Banco de España en el gran banco. Después creó un arancel en 1922, el llamado arancel Cambó, que estuvo vigente durante 40 años, hasta el Plan de Estabilización de 1957.

Fue el primer político en crear un servicio de estudios políticos y económicos, ¿cómo era?

Tenía su propio servicio de estudios, compuesto por juristas, economistas, sociólogos, que le preparaban dossiers, informes, revistas... Antes de ser ministro ya lo tenía y después de serlo, como tenía mucho dinero, los alojaba en su casa. Trabajó con gente tan brillante como Juan Sardà Dexeus, uno de los artífices del Plan de Estabilización. Sabía tanto que en 1926 el gobernador del Banco de Inglaterra lo invita como ponente a una conferencia internacional en Génova sobre la situación económica europea. Fue un hombre súper preparado, pero su proyecto político no encajó en la España de ese momento. Ahora habría encajado.