Opinión

Asalto estadístico de Trump

Si el presidente coloca al frente de la Oficina de Estadísticas Laborales a alguien dispuesto a “maquillar” las cifras para adaptarlas a su discurso, ¿cómo confiar en los datos oficiales a partir de ahora?

WASHINGTON (United States), 01/08/2025.- US President Donald Trump gestures as he walks to Marine One as he leaves the White House, in Washington, DC, USA, 01 August 2025. President Trump is due to spend the weekend in Bedminster New Jersey. EFE/EPA/WILL OLIVER
El presidente de EE UU, Donald TrumpWILL OLIVERAgencia EFE

La economía estadounidense comienza a mostrar algunos signos de fatiga. La Oficina de Estadísticas Laborales (BLS) publicó la semana pasada su estimación de creación de empleo en julio: apenas 73.000 nuevos puestos de trabajo, muy por debajo de los 110.000 que anticipaba el consenso del mercado. Pero lo más preocupante no fue esa cifra puntual, sino la fuerte revisión a la baja de los datos de mayo y junio. Donde antes se habían estimado 144.000 y 147.000 empleos creados, ahora sólo se reconocen 19.000 y 14.000 respectivamente.

En total, las revisiones muestran un mercado laboral prácticamente estancado en los últimos tres meses, una situación preocupante tras años de creación sostenida de empleo. Peor aún: desde que en abril entraron en vigor nuevos aranceles para “proteger” el empleo industrial, la industria manufacturera ha perdido 37.000 empleos. Los datos de PIB corroboran el frenazo: en el primer semestre de 2025, la economía creció un exiguo 0,5%, su ritmo más bajo —descontando el cierre por Covid— desde 2012.

La reacción de Trump no se ha hecho esperar. En lugar de replantearse sus políticas económicas, ha optado por destituir a la directora de la BLS, a la que acusa de ofrecer cifras manipuladas y de estar políticamente sesgada. Según su relato, ya en 2024 la misma directora habría inflado los datos de empleo para favorecer a los demócratas antes de las elecciones presidenciales, para luego reconocer —tras su victoria en noviembre— que la cifra había sido inflada 800.000 empleos.

El problema de esta acusación es que los hechos no cuadran: esa revisión en la BLS no se produjo tras las elecciones de 2024, sino el 21 de agosto de 2024, varios meses antes. Por tanto, si hubo manipulación, perjudicó a los demócratas, no los benefició. Pero Trump prefiere cargar contra el mensajero antes que aceptar una realidad que contradice su relato de éxito económico.

El riesgo de esta actitud es evidente: si el presidente coloca al frente de la BLS a alguien dispuesto a “maquillar” las cifras para adaptarlas a su discurso, ¿cómo confiar en los datos oficiales a partir de ahora? No se trata sólo de un despido, sino de una amenaza potencial a la credibilidad estadística de todo un país. Si los datos no son buenos, lo que debe cambiar es la política económica, no los técnicos que la retratan. Estados Unidos no puede permitirse seguir el camino del peronismo en Argentina.