Macroeconomía

El Banco de España alerta del parón económico y reclama al Gobierno reducir ya deuda y déficit

Pide que se ponga en marcha este mismo año un plan de consolidación fiscal y alerta sobre el parón del crédito y el aumento de los hogares y empresas vulnerables

Árboles en Banco de España
Árboles en Banco de EspañaEfe

"La desaceleración económica es un hecho, aunque ha sido más moderada de la que se esperaba. Pero los riesgos que han producido la elevada inflación -sobre todo la subyacente-, las tensiones geopolíticas, las turbulencias financieras y la elevada incertidumbre incrementa el riesgo de vulnerabilidades de empresas y hogares en el corto y medio plazo". Así lo ha advertido el director general de Estabilidad Financiera, Regulación y Resolución del Banco de España, Ángel Estrada, durante la presentación del Informe de Estabilidad Financiera.

Según detalla el Banco de España, la mejora de las perspectivas de crecimiento económico global a corto plazo y la reducción de la tasa de inflación -que se ha concentrado en el componente energético- han contribuido a "moderar algunos de los riesgos" que se había identificado en el anterior informe. Sin embargo, las tensiones geopolíticas vinculadas a la guerra en Ucrania continúan generando una "extraordinaria incertidumbre", acentuando la dinámica de bloques a escala global, y provocando riesgos en las perspectivas de crecimiento. Adicionalmente, la elevada inflación subyacente incrementa el riesgo de "mayor persistencia en las dinámicas de subida de precios y de un mayor endurecimiento de las condiciones financieras", lo que, a su vez, generaría un "incremento del grado de vulnerabilidad de los hogares y empresas", que pueden agravarse más aún tras las turbulencias financieras provocados por la tensión bancaria en Estados Unidos y Suiza añaden un nuevo foco de incertidumbre.

El supervisor advierte especialmente de un riesgo de "inflación más elevada y persistente", sobre todo por el elevado nivel de inflación subyacente, que "incrementa los riesgos de efectos de segunda ronda" sobre los salarios y sobre los márgenes empresariales, además de "prolongar e intensificar las dinámicas de aumento de precios". Por ello recuerda que las medidas fiscales que buscan paliar el aumento del coste de la vida "deberían ser temporales, focalizadas en los grupos más vulnerables y compatibles con la eficiencia del consumo", en particular de la energía. De lo contrario, "podrían alimentar las dinámicas de inflación, así como requerir una reacción más vigorosa de la política monetaria", que incrementaría los costes de financiación a hogares y empresas, presionando su capacidad de pago.

En este sentido estima que la materialización de los riesgos sobre el crecimiento económico y la inflación podrían generar un "impacto financiero adicional negativo sobre el sector bancario" por los costes de financiación, pero también en términos de "deterioro de la calidad del crédito". Por esta razón, el BdE cree que las entidades deben llevar a cabo una "política prudente de planificación de provisiones y de capital" que permita utilizar el incremento de los beneficios que se ha producido en el periodo reciente para aumentar la capacidad de resistencia del sector.

Si los riesgos al alza sobre la inflación se materializasen, augura un "esperable un grado de endurecimiento de la política monetaria, superior al reflejado actualmente en las

expectativas de mercado", que podría conducir a una mayor percepción de incertidumbre en los inversores, con el consiguiente aumento de las primas de

riesgo". Asimismo, una continuación o incremento de las tensiones financieras observadas en marzo de 2023 podrían suponer un "endurecimiento de

las condiciones de financiación y tener efectos contractivos sobre la demanda", ha señalado Estrada.

Las altas tasas de inflación, la elevada incertidumbre y el endurecimiento de las condiciones de financiación ya moderaron el crecimiento del PIB observado en la segunda mitad del año pasado, lo que plantea que la economía "evolucione de manera más contractiva este año". Y el Banco de España enumera las principales vulnerabilidades que sustentan el posible parón económico y avisa de que todas estas condiciones "elevan el riesgo de contracción de la actividad real".

En primer lugar pone énfasis sobre el alto nivel de endeudamiento público, que continuará durante en los próximos años, junto a un nivel de déficit público estructural también elevado, por lo que reclama al Gobierno que inicie un "proceso de consolidación fiscal, ya en 2023, que permita reducir progresivamente el nivel de esta vulnerabilidad y mejorar el margen de actuación de la política fiscal ante futuras perturbaciones", que junto al uso intensivo de los fondos europeos permitiría "reducir el coste de gasto a corto plazo".

En segundo lugar avisa sobre la "creciente debilidad financiera" de hogares y empresas. El fuerte aumento de la inflación se ha traducido en una caída del 4,4% de la renta disponible real de los hogares en 2022 con respecto al año anterior y el repunte de los tipos de interés está restando a los hogares endeudados capacidad de gasto y de hacer frente a sus obligaciones financieras. El organismo bancario espera un mayor "encarecimiento de los préstamos bancarios a los hogares" en los próximos trimestres, en particular debido a la revisión de las cuotas hipotecarias en contratos preexistentes a tipo variable. Respecto a las empresas, incide en que sus beneficios no han sido igual para todas, ya que "en las pymes fue mayor la proporción de empresas que empeoraron sus resultados entre abril y septiembre del año pasado que la de las que los mejoraron". Por eso entiende que, de cara al futuro, cabe esperar que "el coste de financiación de las empresas aumente, conforme avance el grado de transmisión de la política monetaria, sobre todo si ésta se endurece aún más".

En tercer lugar, pone en alerta al sector financiero por las debilidades en su capacidad de intermediación, pese a que la evolución de la rentabilidad del sector bancario español ha sido muy favorable en 2022, por encima del coste de capital, con una rentabilidad sobre capital (ROE) del 10,2%. Sin embargo, el deterioro de las condiciones globales de financiación y el descenso de las valoraciones bursátiles del sector podrían contribuir a un elevado aumento del coste de capital, ahora en el 7,5%. Por ello, en el contexto actual, en el que se combinan una elevada rentabilidad presente y significativas incertidumbres a distintos horizontes temporales, el Banco de España reclama que las entidades deben "acumular recursos de absorción de pérdidas que les permitan afrontar situaciones inesperadas sin restringir la oferta de crédito a proyectos solventes". En particular, deben mantener una "elevada prudencia en sus políticas de provisiones y de planificación de capital".

En cuarto lugar pone en alerta sobre un posible pinchazo del sector inmobiliario por los "signos incipientes de desequilibrios". Señala que el número de compraventas de vivienda y el flujo de nuevo crédito hipotecario se frenaron notablemente en la segunda mitad de 2022, llegando a registrar tasas de variación interanual negativas durante el cuarto trimestre del año. "Aunque se descarta un pinchazo de una burbuja inmobiliaria, porque en España ahora no existe, sí que hay riesgos a tener en cuenta, sobre todo por el aumento de los impagos por la subida de los tipos de interés".