
Industria aeronáutica
Boeing comienza a volar de regreso a EE UU aviones desde China tras el veto de Pekín al fabricante americano por los aranceles de Trump
El país asiático ha ordenado a sus aerolíneas que suspendan la aceptación de aeronaves de la compañía estadounidense

Boeing ha comenzado a volar de vuelta desde China a Estados Unidos los aviones que han sido rechazados por las aerolíneas del país asiático siguiendo las órdenes de Pekín. China dictó la semana pasada una orden para que sus compañías aéreas suspendan de manera inmediata la aceptación de aviones de Boeing después de que Donald Trump haya impuesto aranceles de hasta el 145% sobre los productos chinos.
El pasado viernes, un 737 MAX que estaba en el centro de acabado de Boeing en Zhoushan, China, y que estaba destinado a Xiamen Air voló de Zhoushan a Guam, la primera etapa a través del Pacífico, según datos de FlightRadar24. El avión voló de Seattle a Zhoushan vía Hawái y Guam el mes pasado, según los datos.
A finales de la semana pasada había al menos otros dos aviones en Zhoushan esperando su entrega, según datos del rastreador Aviation Flights Group.
Antes de que Pekín vetase a Boeing, una decena de Boeing 737 Max estaban en la antesala de ser incorporados a las flotas de las aerolíneas chinas, incluyendo dos unidades destinadas a China Southern Airlines Co., dos a Air China Ltd. y dos a Xiamen Airlines Co., según datos de Aviation Flights Group. Estas aeronaves están actualmente estacionadas tanto en su fábrica en Seattle como en el centro de acabado en Zhoushan. Fuentes del sector han asegurado a Bloomberg que los trámites de entrega y el pago de algunos de estos aparatos pueden haberse cerrado antes de la implementación de los aranceles recíprocos anunciados por Pekín el 11 de abril, los cuales entraron en vigor al día siguiente. Esto plantea la posibilidad de que la entrada de estos en el mercado chino se administre de manera selectiva, bajo un criterio caso por caso.
Malos años
El veto chino es el último de los contratiempos que ha sufrido Boeing en los últimos años y que han golpeado no sólo su reputación sino también su negocio y sus resultados. Tras los dos accidentes mortales que sufrieron sendos 737 MAX a finales de 2018 y comienzos de 2019 en Indonesia y Etiopía en los que murieron 346 personas, vino la pandemia del coronavirus. Y después, múltiples problemas que destaparon deficiencias en la calidad de sus aviones -un avión de Air Alaska llegó incluso a perder parte de su fuselaje en pleno vuelo- que han puesto a la compañía en una delicada situación en un momento, además, en el que China está empujando con fuerza para acabar con el histórico duopolio que mantienen Airbus y Boeing en la industria aeronáutica.
El país asiático logró en mayo de 2023 poner en el mercado su primer avión comercial de pasajeros de tamaño medio y fuselaje estrecho, el Comac C919, en el que fuentes del sector estiman que ha invertido 50.000 millones de euros. Un aparato con capacidad para transportar entre 156 a 168 pasajeros en su configuración normal y un alcance de hasta 5.555 kilómetros que pretende competir con modelos ya consolidados como el Airbus A320 y el Boeing 737.
Aunque por el momento el avión no ha sido certificado ni por las autoridades de aviación de Estados Unidos y la Unión Europea, cuenta ya con varios cientos de pedidos en firme en China y algún que otro país asiático, además de una aerolínea brasileña. Y compañías como Ryanair ya han asegurado que, en caso de que consiga los permisos para volar en Europa, analizarán su compra si su precio es competitivo.
Desde Airbus son conscientes de que Comac constituye una seria amenaza para su posición en el mercado y a finales del año pasado remitió una comunicación alertando a sus trabajadores del potencial riesgo que entraña para la compañía un competidor como el chino y solicitándoles ante ello redoblar esfuerzos.
Comac irrumpe en el sector en un momento en el que su impulsor, China, se está posicionando como uno de los mercados más importantes para la aviación. Se estima que China podría representar hasta el 20% de la demanda mundial de aviones en las próximas dos décadas.
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