Unión bancaria
Bruselas propone una refundación de la eurozona que choca con Berlín
Plantea un Fondo Monetario Europeo, un superministro de finanzas y un fondo anticrisis
Plantea un Fondo Monetario Europeo, un superministro de finanzas y un fondo anticrisis.
El Ejecutivo comunitario desveló ayer su propuesta para una mayor integración económica de la zona euro. Se trata de una de las grandes apuestas de la Comisión Juncker y ya ha comenzado a crear las primeras fricciones entre los estados miembros y resucitar (si es que alguna vez murieron) las heridas entre Norte y Sur desatadas por la crisis de deuda. Tras un año de práctica parálisis del proyecto de integración europeo, el Ejecutivo comunitario pretende volver a coger el timón y marcar el rumbo al nuevo eje franco-alemán. El problema reside en que la entente Macron-Merkel todavía no funciona a pleno rendimiento. La canciller sigue inmersa en las negociaciones de la coalición de Gobierno en su país y, las divisiones entre París y Berlín persisten. El nuevo motor franco-alemán se sigue pareciendo mucho al antiguo. Bruselas tiene un aliado en nuevo presidente de la República Francesa, pero Alemania sigue diciendo «nein» a muchas de las propuestas de la capital comunitaria. La primera prueba de fuego de cómo han recibido las capitales europeas esta iniciativa llegará en la reunión de los jefes de Estado y de Gobierno la semana que viene en Bruselas. El propósito es trazar un plan claro para empezar a tomar decisiones a partir de junio, pero todo indica que la parálisis alemana y le emergencia de la falta de acuerdo con Londres en las negociaciones del Brexit dejarán este tema en un segundo plano.
Convertir el Fondo de Rescate en un FMI europeo
La Comisión Europea pretende que la lógica inter-gubernamental que ha presidido los peores momentos de la crisis y de los rescates de los países de la zona euro sea sustituida por el control de Bruselas. Se pretende, de esta manera, superar la brecha entre países acreedores y deudores. Por eso Bruselas quiere que el Fondo que ha sufragado los rescates y en el que cada país goza de un poder específico según su PIB (y por ende, su contribución a los rescates) sea convertido en un Fondo Monetario Europeo con un mayor peso en las decisiones de la Comisión Europea, aunque manteniendo las estructuras actuales. El nuevo Fondo, aparte de seguir con su función de salir al rescate de los países en peligro de suspensión de pagos, serviría de cortafuegos del fondo de resolución de entidades financieras.
Presupuesto anticrisis sin dotación clara
Es uno de los puntos más controvertidos y Bruselas, consciente de que pisa un campo de minas, no se atreve a fijar la dotación presupuestaria. Se trataría de un presupuesto europeo a la carta al que se han incorporado algunos de los mecanismos que ya existen. El propósito es ayudar a los países ante colapsos económicos a cambio de reformas. De momento, Bruselas no propone un seguro de desempleo común y se limita a incrementar la partida de apoyo a los países que quieran integrarse en la moneda única (una de las grandes apuestas de Juncker es que todos los países se adhieran al euro en un procedimiento más rápido al vigente) y a ofrecer ayuda a los países que ante la eventualidad de una crisis, recorten sus presupuestos para las inversiones. El pasado martes, el ministro de Finanzas alemán en funciones, Peter Altmaier, ya mostró su oposición a este nuevo instrumento.
Nuevo superministro de Finanzas con voz en Comisión y Eurogrupo
El presidente del Eurogrupo dejaría de ser ministro de Finanzas de un país para ocupar este puesto a tiempo completo y con mayores recursos. Asimismo, a la vez sería vicepresidente de la Comisión Europea y estaría controlado por el Parlamento Europeo. Sería también la representación de la UE en los foros internacionales como el G-20 y el FMI y coordinaría las políticas fiscales y económicas de la zona. Berlín y París están de acuerdo en crear esta figura pero sus atribuciones concretas debe seguir siendo perfiladas.
Reglas fiscales más claras, apoyo a las reformas
En el año 2012, en los peores momentos de la crisis de deuda sobarana, Francia y Alemania impulsaron un pacto fiscal denominado «Fiscal Compact» que entre otras cosas, obligó a los países a incorporar a su Constitución la obligación de pagar la deuda. Ahora Bruselas quiere incorporar este pacto, firmado entre los gobierno europeos, al ordenamiento jurídico comunitario. Esto no significa una flexibilización de las normas de reducción de déficit público, tal y como ha denunciado la prensa alemana. La semana pasada, el Ejecutivo comunitario publicó un desmentido de estas informaciones. A su vez, la Comisión Europea también planea una nueva partida presupuestaria para favorecer las reformas económicas en los países europeos y asistencia técnica.
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