Propietarios e inquilinos

Las cláusulas imprescindibles que debes firmar siempre en tu contrato de alquiler

En el escrito debe quedar claro de que acciones se encarga el arrendador y a qué se compromete el inquilino para que no existan problemas futuros

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Anuncios de alquiler de pisos en MadridDavid JarLa Razón

En ciudades como Madrid o Barcelona, arrancar el camino hacia la emancipación se ha convertido en un reto para muchos jóvenes. La oferta de vivienda es muy inferior a la demanda, lo que dispara tanto los precios de compra como los alquileres, complicando la capacidad de planificar una vida independiente. El sector de la vivienda en España atraviesa una profunda crisis caracterizada por un déficit estructural, pues la escasez de hogares ronda las 700.000 viviendas. Esta situación genera una presión enorme sobre los jóvenes que buscan su primer hogar y limita sus opciones de movilidad geográfica y laboral.

Además, los datos recientes muestran que la compra de vivienda de segunda mano se encareció significativamente en el tercer trimestre de 2025, y los alquileres registraron incrementos del orden del 10,9 %. Este cuadro hace que jóvenes con ingresos limitados, contratos temporales o sin ahorros encuentren casi cerrado el camino hacia una vivienda propia, lo que refuerza la tendencia a prolongar la dependencia familiar o a vivir en condiciones de alquiler menos estables. La combinación de precios altos y escasez de oferta ha intensificado la competitividad en los mercados de alquiler y venta, generando situaciones de estrés y frustración para quienes buscan independizarse.

Ante esta situación convulsa, garantizar que cada paso se dé con seguridad adquiere una importancia capital. Ya sea en la compraventa o en el arrendamiento, prestar atención a lo que se firma, entender cada cláusula y evitar sorpresas resulta clave para proteger los derechos y evitar compromisos inesperados. En el ámbito del alquiler, en concreto, el contrato de arrendamiento se presenta como una variable que puede acarrear gastos extraordinarios o problemas serios si no incluye ciertas cláusulas imprescindibles que salvaguarden tanto al inquilino como al arrendador. Una gestión correcta del contrato también permite planificar mejor el presupuesto y minimizar riesgos legales futuros.

Las cláusulas imprescindibles que tienes que firmar

Primero, el contrato debe incluir la identificación completa de las partes y la descripción detallada del inmueble, especificando su domicilio, superficie, usos permitidos y, si se trata de vivienda amueblada o con anejos como trastero o garaje. A continuación, la duración del arrendamiento debe estar claramente establecida, con fecha de inicio, plazo establecido, condiciones de prórroga automática o de renovación, para evitar incertidumbres sobre la continuidad del alquiler. Estas definiciones ayudan a que ambas partes tengan expectativas claras y eviten conflictos innecesarios a lo largo del tiempo.

Asimismo, la renta mensual, la forma y plazo de pago, la cuenta bancaria o método elegido, y la actualización de la renta en caso de que se pacte índice de subida, deben figurar sin ambigüedades. La fianza legal y cualquier garantía adicional frente a impagos o daños también han de definirse: el importe, el momento de entrega, las condiciones de devolución y si existe aval o seguro de impago. Contar con estos detalles por escrito protege al arrendatario y al propietario y reduce la probabilidad de reclamaciones futuras.

Deja por escrito el encargado de cada pago

Entre otros aspectos fundamentales se sitúan las obligaciones de mantenimiento y reparación, donde debe quedar claro qué corresponde al arrendador, como asegurar la habitabilidad y el buen funcionamiento de instalaciones esenciales, y qué corresponde al arrendatario, como el uso ordinario, pequeñas reparaciones y conservación del mobiliario. Asimismo, el contrato debe incluir cláusulas sobre el uso del inmueble: si es exclusivamente para vivienda habitual, si permite subarriendo o cesión, y las normas internas del edificio o comunidad que pueda aplicar. La claridad en estas responsabilidades garantiza la convivencia armónica y protege el valor del inmueble.

Finalmente, es imprescindible pactar las causas y efectos de resolución del contrato anticipado, concretar quién asume los suministros o gastos de comunidad, y adjuntar los anexos necesarios como inventario del mobiliario, certificado de eficiencia energética o normas de la comunidad de propietarios. La ausencia de cualquiera de estas cláusulas podría derivar en costes imprevistos, disputas legales o incluso en la pérdida de la fianza por incumplimientos. Revisar con detalle y negociar cada punto del contrato permite a ambas partes mantener una relación de confianza y seguridad durante toda la duración del arrendamiento.

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