Empleo

Crece la preocupación de las empresas por los problemas sociales

«Muchas pymes van incorporando de manera proporcional prácticas para hacer frente a problemas sociales»
«Muchas pymes van incorporando de manera proporcional prácticas para hacer frente a problemas sociales»larazon

El ilustre experto académico en dirección de empresas y competitividad, Michael Porter, explicaba en una mítica charla que llevaba por título «¿Por qué las empresas pueden resolver problemas sociales?» que el mundo está lleno de problemas muy serios y urgentes y que teníamos que ver a las empresas como parte de la solución y no parte del problema. La nutrición deficiente, el acceso al agua, el cambio climático, la deforestación, la inseguridad, la carencia de comida, la falta de asistencia médica o la contaminación, son desafíos que mucha personas todavía creen que sólo pueden abordarse a través de las ONG o las organizaciones sociales.

La percepción generalizada que se tiene desde la sociedad es que estos problemas han sido causados por las empresas en el desarrollo de sus negocios y en la búsqueda de ganancias. Porter decía que son justamente ellas las que pueden generar recursos con sus negocios para combatir los problemas sociales y medioambientales. Evitar la contaminación, mejorar el clima laboral, velar por la salud de los trabajadores, genera buenas prácticas y procedimientos eficientes que repercuten en mayores ganancias. Porter propone el concepto de «valor compartido» que definió como la forma de abordar y resolver un problema social con el uso de un modelo de negocio adecuado para tal fin.

¿Se implican las empresas lo suficiente en abordar los problemas sociales? José Aguilar López, profesor de EOI Escuela de Organización Industrial y socio director de Mindvalue, explica que «las empresas españolas van teniendo una creciente conciencia del rol que les corresponde frente a los desafíos de la sociedad en la que desarrollan su actividad. Afortunadamente, se está rompiendo, desde este punto de vista, la distinción entre grandes empresas y pymes. Hasta hace unos años, parecía que sólo las organizaciones de mayor volumen se podían permitir el lujo de destinar recursos para gestionar el razonable retorno a la sociedad de una parte de lo que reciben de ella. De hecho, la gran mayoría contaba con departamentos dedicados específicamente a esta tarea. Las pequeñas y medianas empresas, por el contrario, debían concentrar todos sus recursos en el propio negocio. Por su tamaño, no tenía sentido que perdiesen foco en asuntos colaterales. La buena noticia es que muchas pymes van incorporando de manera proporcionada prácticas para hacer frente a problemas sociales. Y otra noticia mejor: hay un enorme espacio de crecimiento. Además, muchas empresas identifican en este campo grandes oportunidades».

Consecuencias

Solucionar los problemas sociales genera sostenibilidad, no sólo para la sociedad, sino también para los propios negocios. «Si el entorno se devalúa, el contexto de negocio se hace más frágil. El entorno más adecuado para el desarrollo de la actividad empresarial está definido por una buena calidad de los sistemas políticos, normativos, sociales y ambientales. El deterioro de cualquiera de estas variables perjudica los resultados económicos a corto plazo y compromete su sostenibilidad a medio y largo plazo. Velar por la mejora de la sociedad crea las mejores condiciones para el éxito de cualquier proyecto empresarial», explica el profesor Aguilar.

Sin embargo, la acción social no es territorio para aficionados ni para gente que actúa solamente con buena voluntad. «No creo en la responsabilidad social de organizaciones que ponen en marcha iniciativas de cara a la galería, mientras desatienden aspectos de la legislación laboral, o no dan un buen servicio al cliente o defraudan a Hacienda. A partir de ahí, se introducen las responsabilidades secundarias, no directamente exigibles, pero muy convenientes para la sostenibilidad de los negocios: acciones directas para resolver problemas sociales. Mi consejo es que estas acciones sea muy focalizadas y que tengan que ver con el conocimiento adquirido a través de la propia actividad. Tiene sentido que una empresa de distribución colabore con Bancos de Alimentos, o que un cuerpo de bomberos facilite que algunos de sus miembros acudan como voluntarios a zonas afectadas por una catástrofe», concluye.