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Agricultura

La degradación del suelo se dispara: más del 33% de la superficie mundial está afectada

El organismo de la ONU apuesta por la permacultura como fórmula para revertir esta situación que implica a la economía global y a la supervivencia de más de 8.000 millones de personas

Terrenos baldíos en África larazon

Un tercio de la superficie mundial, más del 33% de los suelos del planeta, están deteriorados, según ha denunciado la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

Las implicaciones para la economía global son enormes y afectan a una población creciente que supera con creces los 8.000 millones de personas.

Los expertos consultados por la FAO alertan de que es el momento de adoptar cambios reales y de buscar alternativas. En este contexto, la permacultura se presenta como una respuesta que combina ciencia, ética y práctica.

Nacida en los años setenta de la mano de Bill Mollison y David Holmgren, esta disciplina propone diseñar sistemas humanos inspirados en los ecosistemas naturales, con el objetivo de crear entornos sostenibles y resilientes.

La permacultura no es únicamente una técnica agrícola, sino una filosofía que abarca la gestión del agua, la energía, la arquitectura y la organización social.

Sus principios fundamentales se basan en cuidar la tierra y compartir los excedentes. Esto se traduce en acciones concretas que buscan restaurar la fertilidad del suelo, reducir la dependencia de insumos externos y fomentar comunidades más conectadas con su entorno. Frente a los retos ambientales actuales, aprender a regenerar la tierra no es una opción, sino una necesidad urgente.

"Para nosotros, la permacultura no es solo una técnica agrícola, es una manera de repensar cómo habitamos el mundo” explica Samuel Delesque, cofundador de Traditional Dream Factory (TDF), una ecoaldea regenerativa que se está desarrollando al sur de la Península Ibérica.