Países Bajos

La "derecha" en Países Bajos: ¿qué es lo que han pactado?

La llamada «extrema derecha» entrará por primera vez en el gobierno de los Países Bajos con un programa mucho menos disruptivo de lo que nos pretendieron hacer creer

Dutch far-right politician Geert Wilders pictured during a 'working visit' to Sint-Jans-Molenbeek - Molenbeek-Saint-Jean, by Belgian Vlaams Belang politician Dewinter and Dutch politician Wilders (PVV) in Brussels, Friday 13 May 2022. Molenbeek mayor Moureaux has forbidden the visit, so an alternative route will be taken. (Foto de ARCHIVO)13/05/2022
El partido de Geert Wilders fue el más votado en las elecciones de noviembre en Países BajosEuropa Press/Contacto/ERIC LALMAEuropa Press

Las elecciones legislativas en Países Bajos se celebraron en noviembre del año pasado. Desde entonces, y hasta hace apenas dos semanas, no existía una mayoría parlamentaria suficiente como para conformar gobierno: algo que, sin embargo, cambió a mediados de mayo cuando cuatro partidos de la derecha neerlandesa llegaron a un acuerdo para conformar un ejecutivo. Concretamente, estamos hablando del Partido Popular por la Libertad y la Democracia (VVD), el Nuevo Contrato Social (NSC), Movimiento Campesino-Ciudadano (BBB) y finalmente el Partido de la Libertad de Geert Wilders (PVV). Es decir, que la llamada «extrema derecha» entrará por primera vez en el gobierno de los Países Bajos (no en vano, fue la fuerza política más votada en los anteriores comicios y no había muchas combinaciones parlamentarias alternativas).

¿Y qué es lo que han pactado exactamente esas cuatro fuerzas políticas «de derechas»? En primer lugar, una restricción de los flujos migratorios hacia Países Bajos: los permisos de asilo dejarán de ser permanentes, se rechazarán automáticamente las peticiones que hayan sido previamente denegadas en otros países europeos y se requerirá un plazo de diez años de residencia para obtener la nacionalidad neerlandesa. Segundo, se aceptan los compromisos de reducción de gases de efecto invernadero suscritos por el Estado hasta la fecha pero no se aceptarán otros más exigentes: además, se intentará reducir las emisiones por vías alternativas a las probadas hasta ahora (explotación y explotación de gas natural, construcción de centrales nucleares, fin de subsidios a coches eléctricos, eliminar del impuesto al CO2, etc.). Tercero, la legislación neerlandesa sobre el campo no será más gravosa que la impuesta comunitariamente por la UE y, en todo caso, se ejercerá presión dentro de este organismo para flexibilizar las cargas que recaen sobre ganaderos y agricultores. Y cuarto, hasta 2028 se buscará reducir el gasto público en 14.000 millones de euros para bajar moderadamente algunos tributos: los impuestos sobre la energía, el IRPF a empresarios y ahorradores y el Impuesto de Sociedades sobre la recompra de acciones. Tanto para lo bueno como para lo malo, se trata de un programa de gobierno mucho menos disruptivo de lo que nos pretendieron hacer creer respecto a la presencia de Wilders en el ejecutivo.