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Opinión

Las dudas de los inversores tras la reflexión de Sánchez y el trabajar menos por más sueldo de Díaz

Los inversores potenciales dirían algo así como: «De eso, nada monada»

Yolanda Díaz identifica democracia con clase trabajadora y promete "democratizar la economía" EUROPAPRESS

Pongamos un inversor o empresario extranjero que está buscando dónde colocar su dinero o un lugar para ubicar su empresa o fábrica y que se pone a seguir la actualidad en distintos países, entre ellos España, para ver cómo está la cosa antes de tomar una decisión.

En la última semana se hubiese topado con el teatro montado por Pedro Sánchez: primero, que se pide cinco días para reflexionar si continúa, no ya como un empleado de a pie, pongamos por ejemplo que del sector bancario, sino como presidente del Gobierno; y después de esas cinco jornadas anuncia a bombo y platillo que ha decidido que sigue, porque se ha tomado un reconstituyente, quizás un poco de Quina Santa Catalina, aunque también podría ser Santa Begoña, y que tiene muchas fuerzas, cosa que no sucedía cinco días antes.

Supongo que ese hipotético inversor se hubiese quedado un poco sorprendido ante la actitud del jefe de Gobierno, que bien podría calificarse de irresponsable, eso expresándolo de forma suave. Supongo también que se preguntaría si merece la pena colocar el dinero en este país, que cuenta con un dirigente tan peculiar.

Para rematar la faena, ayer día 1 de mayo, los dirigentes de los principales sindicatos, a los que se sumó algún miembro significativo del Gobierno, se despacharon pidiendo una reducción de la jornada laboral, que debería bajar de las cuarenta horas semanales a las 37,5 o las 35, y, en paralelo, un incremento de los sueldos y salarios. Supongo que, visto eso, el inversor en cuestión, habría dicho algo así como: «De eso, nada monada».

La verdad es que, por pedir, que no quede. Ya me gustaría, como supongo que a todos, trabajar menos y cobrar más. Incluso, llevando las cosas al límite, estaría encantado con que me pagasen sin tener que trabajar. Sin embargo, no parece que los tiros vayan por ahí. En este contexto no es de extrañar que la inversión empresarial siga por debajo de los niveles existentes en 2019, el último año antes de la pandemia, y eso a pesar de la inyección que deberían haber supuesto los fondos europeos, tanto los normales ya previstos, como los extraordinarios a raíz del Covid. Y es que con las peculiaridades que se dan aquí no me extraña que los inversores se retraigan, tanto los españoles como los extranjeros.

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