Guerra comercial
EE UU y la UE, a las puertas de otra guerra comercial por Airbus
La OMC permite a Trump imponer medidas compensatorias por los daños a Boeing. Bruselas advierte de que responderá con aranceles análogos si se cumple la amenaza
Con una rama de olivo en una mano y un bazuka en la otra. Así respondió ayer la Unión Europea al veredicto de la Organización Mundial del Comercio (OMC) sobre el conflicto entre Bruselas y Washington por los subsidios recibidos por la empresa Airbus. El organismo multilateral falló ayer a favor de EE UU al considerar que las autoridades europeas concedieron una serie dar créditos por debajo del valor del mercado con el objetivo de ayudar al desarrollo de los modelos de aviones A350 y A380. Este veredicto permite a EE UU la imposición de tarifas arancelarias a productos europeos por valor de 6.853 millones de euros, con el objetivo de subsanar los efectos adversos que estos subsidios ilegales tuvieron para los competidores estadounidenses. Solo es necesario que este veredicto del tribunal de arbitraje sea ahora formalizado por el consejo de Gobierno de la institución con sede en Ginebra.
Pero aunque parece que este fallo de ayer pone fin a un conflicto que ha durado casi quince años, el caso no ha concluido. Durante este tiempo, EE UU no ha estado de brazos cruzados y también puso en marcha medidas para subvencionar a Boeing, competidor directo de Airbus. Bruselas confía en que la OMC, que también tachó de ilegales estas ayudas, acabe dando luz verde a Bruselas para imponer represalias contra Washington.
Ante esta situación, las autoridades comunitarias creen que es hora de firmar la pipa de la paz y llegar a un acuerdo. El Ejecutivo comunitario ya presentó en el mes de julio una propuesta para llegar a un pacto sobre un nuevo régimen de subsidios para este sector. De momento, Washington no ha respondido a estos llamamientos a la concordia y Bruselas teme la ira de Donald Trump mientras sigue preparándose para la guerra. Aquí llega el bazuka. En un comunicado difundido ayer, la comisaria de Comercio Cecilia Malmström advierte de que si EE UU opta por las represalias, «empujará a la UE a una situación en la que no tendrá otra opción que hacer lo mismo» y asegura que este paso por parte de Washington sería «miope y contraproducente». En el mes de abril, la UE ya publicó una lista preliminar de productos estadounidenses que podrían sufrir aranceles. Según este comunicado, las dos partes tienen mucho que perder y poco que ganar si no frenan la guerra comercial por lo que «la imposición mutua de contramedidas solo infligiría daños a las empresas y los ciudadanos de ambos lados del Atlántico».
Pero el sector aeronáutico no es el único campo de batalla entre EE UU y el club comunitario. En julio de 2018, Washington y Bruselas pactaron una tregua comercial por la que EE UU frenaba cualquier decisión de imponer aranceles a la industria automovilística europea, con Alemania como principal perjudicada. A cambio, la UE aumentó sus pedidos de soja estadounidense y las importaciones de gas natural líquido. Además, las dos partes abrieron la puerta en abril a un acuerdo limitado de comercio circunscrito tan sólo a los bienes industriales (sin incluir los productos agrícolas y las licitaciones), con el objetivo de llegar a un pacto antes del 1 de noviembre, cuando termina el mandato de la comisión Juncker. Este acuerdo estaba condicionado a que EE UU levantara los aranceles al acero y el aluminio europeo. A pesar de la relativa calma de los últimos meses, estas negociaciones se encuentran en punto muerto.
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