China
El abaratamiento del petróleo, un impulso para la recuperación
La segunda mayor economía del mundo ha hecho tambalearse esta semana a los mercados de todo el mundo. La nueva e inesperada «debilidad» económica de China ha convertido las bolsas en una montaña rusa no apta para inversores con problemas cardiacos. Sin embargo, una vez superado el «shock» inicial del «lunes negro» y tras una semana en la que los parqués terminaron salvando los muebles, no todo lo relativo a la crisis bursátil china son aspectos negativos para la economía mundial. De hecho, uno de los principales efectos colaterales del terremoto provocado por el gigante asiático supondrá un fuerte impulso para la recuperación mundial y, en especial, para la española: el abaratamiento del petróleo.
China es el segundo mayor consumidor de crudo del planeta y una ralentización de su economía supone, por lo tanto, una menor demanda mundial de petróleo. Los mercados energéticos –como cualquier mercado especulativo– son muy sensibles a los datos y percepciones relativos a la oferta y a la demanda de un producto, ya sean acciones, materias primas o deuda pública. De ahí el desplome del precio del petróleo acaecido en el último mes.
Con las bolsas en números rojos, el precio del barril de Brent –el de referencia en Europa– llegó a caer el pasado lunes hasta los 42 dólares, su nivel más bajo desde principios de 2009, en los primeros compases de la crisis económica. El martes, la batería de medidas lanzada por China para combatir el descalabro de su bolsa sentó las bases para que los mercados recuperasen la tranquilidad. Una calma que llegó a finales de esta semana con fuertes rebotes en la bolsa de Shanghái y ascensos moderados en el Viejo Continente, pero que también ha traído una cierta recuperación del precio del petróleo. El viernes, el Brent cerró en 50 dólares.
En cualquier caso, el consenso de los analistas es que el crudo se mantendrá en un entorno de precios bajos, incluso por debajo de los 40 dólares. La fragilidad de la recuperación económica mundial así lo impone, si bien esta circunstancia es casi un regalo para un país como España.
Nuestra economía crece actualmente a velocidad de crucero, muy por encima del resto de la eurozona. Si a esto sumamos el hecho de que España –carente prácticamente de recursos energéticos propios– es un importador neto de petróleo, cualquier descenso del precio del llamado «oro negro» es beneficioso para nuestro país. De hecho, de seguir el actual ritmo en el descenso de las importaciones de crudo –un 31,3% menos en el primer semestre–, España terminaría 2015 con un ahorro de 13.500 millones de euros en la factura del petróleo. Además, se abaratarían los carburantes y la inflación seguiría a la baja, manteniéndose así el poder adquisitivo.
En el lado negativo, el abaratamiento del petróleo lastra fuertemente a los países productores, como ha sucedido en Rusia, y por extensión se produce una caída en la llegada de turistas procedentes de estos países.
La caída del «oro negro»
Positivo
- Abaratamiento de los carburantes. La gasolina y el gasóleo están en mínimos desde febrero de este año.
w Inflación a la baja. Los precios han vuelto a caer en agosto por el descenso del precio del petróleo.
- Ahorro para España. Nuestro país ahorró 7.000 millones el primer semestre en importaciones de crudo.
Negativo
- Menos turistas. La caída del precio del crudo golpea a los países productores y reduce el número de turistas que vienen.
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