Huelga de estibadores
El abastecimiento de alimentos está asegurado a pesar de los paros
Aunque es evidente que la huelga de los estibadores tendrá efectos sobre la actividad económica española, el abastecimiento de los supermercados está casi asegurado al 100%.
Aunque es evidente que la huelga de los estibadores tendrá efectos sobre la actividad económica española, el abastecimiento de los supermercados está casi asegurado al 100%. Con motivo de los paros que los trabajadores portuarios anunciaron, pero no celebraron, en febrero, tanto Mercamadrid como Mercabarna, los mercados centrales de las dos grandes urbes españolas, aseguraron que a España apenas llega mercancía fresca por mar. Si acaso, algo de fruta de temporada, explicaron. El resto de productos que se ofertan en las principales cadenas de supermercados españolas también tiene origen nacional y suele usar el transporte terrestre como medio para llegar a los lineales. El 85% de las referencias de Mercadona son de origen nacional. En el caso de Dia, el 84%; Carrefour compra más del 90% de sus productos a proveedores nacionales y Lidl ofrece un 70% de productos españoles. Las islas, así como Ceuta y Melilla, podrían ser víctimas de cierto desabastecimiento de estos productos por la huelga. Para evitarlo, el Ministerio de Fomento ha fijado unos servicios mínimos del 100% para el abastecimiento y atención sanitaria de estos puntos.
No serán las cosas del mismo color para la industria. Como advierte el decreto de servicios mínimos del Ministerio de Fomento, «los efectos del cese de actividad en los servicios de manipulación de mercancías se propagan a través del resto de la cadena logística a toda la economía, resultando particularmente gravoso para el sector indutrial. La economía española es especialmente sensible a la continuidad de la actividad portuaria. Cualquier ruptura de esta continuidad repercute de forma extraordinariamente negativa en los sectores cuya actividad depende de la importación de materias primas, sobre todo en la producción industrial y la exportación de mercancías fabricadas en España». Por los puertos españoles entran el 86% de los productos que se consumen en el país, mientras que es la vía del 60% de las exportaciones. En conjunto, las mercancías que se mueven tienen un valor de 350.000 millones de euros. Aunque resulta casi imposible cuantificar en términos económicos el efecto de la huelga, la Plataforma de Inversores en Puertos Españoles (PIPE) calcula que un paro total de 24 horas en las instalaciones podría tener un impacto para la economía de unos 50 millones de euros. Extrapolando esta cifra a los paros previstos –dos días completos y seis a medias–, el coste ascendería a 250 millones de euros.
Uno de los sectores que están abocados a sufrir un importante impacto económico si la huelga se prolonga las tres semanas que han anunciado los estibadores es el siderúrgico. Los volúmenes de carga que maneja por barco esta industria son ingentes y no se pueden transportar por medios alternativos, explican fuentes empresariales. Entre enero y noviembre de 2016, las compañías afiliadas a la patronal Unesid realizaron el 60% de sus exportaciones por vía marítima.
Tampoco es sencillo el horizonte que tiene por delante el sector del automóvil, muy dependiente también de los puertos. De cara a anteriores paros, las compañías optaron por acumular importantes «stocks» de piezas para que sus cadenas de montaje no se detuvieran. Además, optaron por dar salida a importantes volúmenes de producción y alquilando más espacio para almacenar los vehículos que sean producidos y no puedan ser exportados.
La industria química es otra de las que pueden padecer las consecuencias de los paros, pues los puertos condicionan su flujo normal de exportaciones e importaciones. La ventaja de la que disponen respecto a otros sectores es que los servicios mínimos contemplan una actividad del 100% en el caso de las mercancías peligrosas, la mayoría de las cuales son componentes químicos, según la patronal, Feique. En cualquier caso, sus empresas consideran que, si los paros no se alargan más de tres o cuatro días, pueden corregir los ajustes adelantando o retrasando pedidos. En caso de que se prolongaran en el tiempo, deberían buscar alternativas en puertos próximos como el de Tánger, Marsella o Génova y, después, transportarlos por carretera.
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