Dublín

El Gobierno irlandés presenta su plan fiscal para los próximos años tras el fin del rescate

El Gobierno irlandés ha presentado este martes su programa fiscal para los próximos siete años con el que pretende impulsar su economía tras el fin del rescate y mostrar que puede crecer lo suficiente para recortar su deuda una cuarta parte a finales de esta década.

Irlanda se convirtió en el primer miembro de la eurozona en completar con éxito un programa de rescate y el Gobierno está dispuesto a demostrar a los inversores que mantendrá su rigor fiscal, al mismo tiempo que ofrece un alivio a la austeridad después de que haya pasado lo peor.

El plan presentado por el Ejecutivo tiene como principal objetivo reducir el desempleo por debajo del 10% a finales de 2016, año de elecciones parlamentarias en Irlanda, y lograr el pleno empleo, lo que equivale a una tasa de entre el 5% y el 6%, en 2020.

"El pueblo irlandés ha hecho muchos sacrificios para garantizar la recuperación de Irlanda. Nos aseguraremos de que los errores del pasado no se repitan", afirmó el primer ministro irlandés, Enda Kenny.

"Se trata de mantener el rumbo. Es una hoja de ruta para la economía irlandesa. Proporcionará certidumbre para el pueblo irlandés

y para los que invierten en nuestro país", añadió Kenny en la rueda de prensa de presentación del informe.

El Gobierno mantiene que el Producto Interior Bruto (PIB) crecerá dos décimas este año y un 2% el próximo, para después acelerar su crecimiento hasta una media del 3,4% entre 2017 y 2020. En este escenario, recortará su deuda desde el máximo de más 120% del PIB que alcanzará este año hasta el 93% en 2020.

El plan resalta que el presupuesto del próximo año, que incluye subidas de impuestos y recortes del gasto por valor de 2.000 millones de euros, será la última fase de las medidas de austeridad iniciadas en 2008 y que han reducido su producción un 20% anual.

Sin embargo, reconoce que algunos aspectos heredados de la reciente crisis, como los elevados niveles de deuda hogares y empresas, suponen una amenaza, así como que los riesgos a la demanda doméstica e internacional indican que las previsiones están sujetas a un alto grado de incertidumbre.